Productos ecológicos para platos sencillos
MINOTAURO / KALYPSO, alimentos sin aditivos en un restaurante madrileño
En las sociedades desarrolladas, el respeto al medio ambiente y la seguridad alimentaria son dos cuestiones cada vez con más arraigo entre las inquietudes ciudadanas. Frente a la progresiva regresión de la despensa artesana, amenazada por el agotamiento de sus recursos, las hiperproducciones a gran escala y las explotaciones abusivas, se consolidan movimientos de resistencia como la agricultura orgánica y la ganadería ecológica.
Por ello se alude a la trazabilidad (recorrido de un alimento desde su origen hasta que llega al consumidor), y se habla tanto de agricultura sostenible como de productos no transgénicos desprovistos de herbicidas, hormonas y sustancias de síntesis. Dos nuevos restaurantes madrileños, Minotauro / Kalypso (dos en uno), se acaban de sumar a este gran movimiento tardorromántico basado en la defensa de los productos naturales. Consecuentes con sus objetivos, en sus cartas figuran pescados y mariscos salvajes junto a cortes de vacuno y corderos y cabritos fieles a los cuadernos de calidad de la Unión Europea.
MINOTAURO / KALYPSO
Silvano, 92. Madrid. Teléfono:913 88 94 45. No cierra. Precio aproximado por persona: entre 35 y 45 euros. Sopa de pescado y marisco, 12,80. Fritura de salmonetes, 13. Entrecó de vaca, 17,80. Yogur de vaca (ganadería ecológica), 3,50 euros.
Pan ... 4
Café ... 7,5
Bodega ... 6,5
Ambiente ... 7,5
Servicio ... 5,5
Aseos ... 7
Defectos y virtudes
Desde un punto de vista teórico, el planteamiento no puede ser más atractivo. Es una pena que sus responsables cometan fallos en la interpretación de unas recetas particularmente sencillas. No se puede justificar que en la ensalada mediterránea con calamares y gambas, y en la de frutos de mar, con carabineros y mejillones, se arrinconen los vegetales, los aliños sean mediocres y preponderen abusivamente las proteínas. Planteamientos propios de cocineros que sin razones válidas tienden a minimizar las hortalizas.
Tampoco la parrillada de verduras, todas bastante mal tratadas, permite apreciar sus virtudes. El gazpacho de tomate, falto de punto, no pasa de vulgar; la hamburguesa, rota y deslavazada, no es de recibo, y la caldereta de ternera, con la carne entera y la salsa gruesa, es bastante tosca.
En medio de semejantes irregularidades se salvan el entrecó y el chuletón de vaca, aceptables. Desde la fecha de su inauguración, no obstante, se aprecia un afán de superación innegable. Los pescados a la gallega, que al principio eran un desastre, se han convertido en especialidades (merluza y rodaballo) muy recomendables. También merecen la pena el queso de Zamora, las frituras de pescado (pijotas, salmonetes y calamares) y el jamón y el lomo de ganadería ecológica.
POSTRES, BODEGA Y TERRAZA
MINOTAURO Y KALYPSO, restaurantes de carne y pescado, respectivamente, situados en un barrio madrileño en expansión, frente al futuro centro comercial Palacio del Hielo, constituyen dos espacios anexos aunque bien diferenciados que se abastecen de una única cocina. Disponen de dos salones de decoración minimalista, provistos de dos cartas diferentes, cuyas especialidades son intercambiables y se pueden solicitar en ambos indistintamente. Minotauro lo preside un mural del templo de Knosos en Creta; Kalypso ambienta a los clientes con un acuario virtual en movimiento y una gran transparencia de fondos marinos en sus ventanales. En el apartado goloso no faltan los yogures de cabra y de vaca de ganadería ecológica, ambos magníficos. Tampoco desentonan los postres, aunque ninguno supere un nivel medio. No están mal el arroz con leche sobre hojaldre y la tarta de chocolate, más que pasables. A su vez, dan la talla helados como el de tiramisú, el de café irlandés y el de caramelo con toffee. Anexa a los dos locales se encuentra su terraza, muy concurrida por las noches, si bien adolece de falta de vegetación y resulta algo dura. Para beber, una selección de vinos limitada aunque compuesta por marcas de talla, que se tarifan a precios demasiado elevados, en algunos casos disuasorios para los comensales. Afortunadamente, algunos se sirven por copas, en especial los de aperitivo y los dulces para acompañar los postres. El pan es vulgar, y el servicio, algo despistado. Afortunadamente, el café es bueno.
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