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Crítica:LAS VENTAS | LA LIDIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Moruchada de El Sierro en día tan señalado

Poca gente acudió a la plaza en día tan señalado como es el de la patrona de Madrid. A la corrida tradicional de La Paloma asistieron los aficionados incombustibles, los turistas que están de paso por la capital y un puñado de amigos de los toreros. Público que presenció un festejo tirando a gris y desangelado, por mor de unos toros de El Sierro que tuvieron más de moruchos que de otra cosa, o sea que lucieron poca casta y malas intenciones.

Luis Miguel Encabo estuvo templado y muy profesional en su primero, sin perder el rumbo, en la distancia justa y sin pegar ningún tirón innecesario. Comenzó el torero de Alcalá de Henares su faena con unos oportunos estatuarios de buen porte, para después probar la embestida y consentir al deslucido morucho, de escasa casta, al que por el pitón derecho dio pases de buen corte que la res no se merecía. Labor que remató con una estocada bien servida.

El Sierrro / Encabo, Martínez, Marín

Toros de El Sierrro, bien presentados, mansos, bajos de casta y que dieron mal juego; 6º devuelto por inválido, sobrero de Julio de la Puerta, mansurrón. Luis Miguel Encabo: estocada desprendida (palmas); pinchazo, pinchazo hondo y tres descabellos (silencio). Sergio Martínez: tres pinchazos, -aviso-, tres pinchazos, media estocada y descabello (silencio); pinchazo hondo trasero y dos descabellos (palmas). Serafín Marín: media estocada perdiendo la muleta (vuelta); estocada tendida y cuatro descabellos (silencio). Plaza de Las Ventas, 15 de agosto. Un cuarto de entrada.

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Entre emociones y tecnicismos

En el cuarto Encabo sólo consiguió lucirse al poner banderillas, tercio que resolvió con torería y una miaja de sabor, bien reunidos los garapullos en lo alto, sin aspavientos ni gestos de suficiencia atlética que suelen practicar los matadores banderilleros. En la muleta el de El Sierro no tuvo un pase y abreviar se hizo necesario.

Sergio Martínez en su primero consintió demasiado al mansurrón sin ninguna clase, que fue cambiando y en el tercio de muerte se puso difícil, buscó el bulto, y se paró sin remisión tras los primeros muletazos. Valiente el de Albacete, sobre el pitón izquierdo sacó naturales serios y templados, quieta la planta, pases que se nos antojan imposibles, y que le da más mérito y prestancia, si cabe emoción. Hasta que se llegó la voltereta que fue inevitable e impresionante, de la que salió con bien y sin cornada. En el quinto Martínez volvió a estar por encima de descastado animal, al que en tablas le sacó pases a tornillo, con esfuerzo y entereza torera, naturales y derechazos muy estimables.

Serafín Marín le dio a su primero una lección de saber estar, y vamos a decir, pues el toro nunca hizo nada de lo que se presume tiene que hacer un toro bravo, embestir, tener celo en el empeño, vender cara su vida. Y terminó recorriendo el anillo en una vuelta al ruedo que el buen torero de Montcada se creía ganada a pulso. En el sobrero de Julio de la Puerta, Serafín Marín, voluntarioso y aseado, nos dejó con las ganas de verle en mejor ocasión y con toros de casta, poder y gloria.

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