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Entrevista:Estrategias | MIQUEL LLADÓ | Bimbo

"No hay mercados maduros si se sabe innovar"

Miquel Lladó, de 46 años, lleva dos décadas ligado al sector de la alimentación. Pero no ha perdido la costumbre de madrugar, cada cierto tiempo, para acompañar a los repartidores. "Así conoces los problemas y piensas en posibles remedios", dice. Trabaja en Bimbo desde 1996. Cinco años después, cuando la empresa pasó a integrar Sara Lee Bakery en España y Portugal, fue nombrado su presidente y director general.

Pregunta. ¿Qué ha cambiado en Bimbo desde que pasó a manos de Sara Lee?

Respuesta. La compañía ha confiado en el equipo directivo de Bimbo, que no ha cambiado. Y la confianza es muy importante, porque estamos creciendo, innovando y consolidando el liderazgo de Bimbo en el mercado español.

"Hoy no nos planteamos la expansión europea. Todavía hay campo para crecer en España y Portugal"

P. ¿En qué medida la compra ha potenciado el crecimiento de Bimbo?

R. En ventas, hemos crecido más del 10% al año. Nuestra apuesta ha sido hacer productos nuevos. Un producto de gran éxito ha sido el pan sin corteza, tanto blanco como integral. El éxito se ha traducido en más apoyo y libertad de actuación. La innovación también la hemos trasladado a la pastelería, donde hemos lanzado desde abril y con gran éxito el Goody (un bollo de leche con chocolate). Intentamos aplicar la misma metodología y proceso de innovación a la pastelería que la que aplicamos al pan.

P. ¿Cómo evolucionan los gustos del consumidor de pan?

R. Hay que tener en cuenta varios factores. Hay más hogares, con menos gente. Y las decisiones de consumo se toman más deprisa. Existe una preocupación creciente por la propia salud, por comer sano. En este contexto, nos ayuda mucho el peso de nuestras marcas, como Bimbo, Silueta, Madame Brioche... Bimbo es un icono, es ya un genérico en la alimentación española.

P. Pero el negocio del pan parece maduro, al margen de que se haya introducido el pan sin corteza. ¿El crecimiento pasa por la pastelería?

R. Antes de inventar el pan sin corteza, me decían eso: ya no se puede hacer nada nuevo con el pan. Por eso es importante una actitud de innovación. Vimos que mucha gente no quería corteza. Ahora es el producto individual motor fundamental del crecimiento de los últimos dos años. Llega al 15% de todo el pan que vendemos. Es práctico para cortar triángulos. Por ello, insisto, la innovación es fundamental. Forma parte de nuestra filosofía.

P. Bimbo especializó sus fábricas tras comprar Reposterías Martínez (1999) y Ortiz (2001). ¿Qué perspectivas tienen sus 12 plantas?

R. Pensamos que era mejor, tras estas compras, que cada planta se dijera: zapatero a tus zapatos. El año pasado invertimos 12 millones de euros, para líneas nuevas, mantenimiento de fábricas (nueve de pan y bollería salada, dos de pastelería y una de tostado) y buscando eficiencias para ser competitivos. La plantilla (más de 3.600 personas) está estable, y las plantas tienen que ser flexibles para adaptarse a la demanda. Los días punta de consumo son los lunes y sábados.

P. ¿Tienen alguna nueva compra en perspectiva?

R. No. Nuestra estrategia es desarrollar con intensidad en España y Portugal pan, pastelería y tostado. Hay oportunidades. No hay mercados maduros. Es la actitud lo que hace maduro a un mercado.

P. ¿Cómo lleva su eterna guerra con Panrico?

R. Sara Lee Bakery factura 3.000 millones de dólares en el mundo. No es comparable. En España, en pan de molde Bimbo tiene un 58% del mercado. Somos líderes en pan, segunda marca en pastelería y líderes en el conjunto de marcas de pan tostado. Que haya buenos competidores es bueno. No queremos ser los únicos, sino ser atractivos. Éste es un sector de crecimiento.

P. ¿Cómo se presenta este nuevo año de incertidumbre?

R. En pan, creceremos dos dígitos. En el resto de productos, algo más de un 5%. Crece menos que el pan porque allí aún no hemos innovado tanto. No por la crisis se deja de consumir pan, ni los padres rebajan la semanada a sus hijos.

P. ¿No se plantean una expansión internacional?

R. Hoy no nos lo planteamos porque aún hay campo para crecer en España y Portugal. No es tan fácil. Los productos frescos nos obligan a que los centros de producción estén cerca del consumidor.

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