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LA OFENSIVA TERRORISTA

Doble golpe de ETA en la costa de Alicante

La banda hace estallar dos artefactos en dos hoteles y causa 13 heridos, uno de ellos muy grave

Dos artefactos colocados por ETA en sendos hoteles de playa de Alicante y Benidorm explosionaron al mediodía de ayer, dejando 13 heridos, uno de ellos, un ciudadano holandés, en coma. La banda terrorista realizó dos llamadas alertando de la explosión de las bombas: en una, al diario Gara, anunció que la deflagración se produciría a las 12.30; en la segunda, al diario Levante, adelantó a las 12.00 la hora de los estallidos. Así fue, un par de minutos después del mediodía estalló el primer artefacto en el hotel Bahía de Alicante, dejando ocho heridos en la finca contigua, una academia de idiomas. Al filo de las 12.10 explosionó otro artefacto en el hotel Nadal de Benidorm. Cuatro agentes de policía resultaron heridos leves en ese atentado.

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Casi un año después del atentado con coche bomba contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Santa Pola, que costó la vida a una niña de seis años y a un hombre de 55, y de la explosión de una bomba en un establecimiento de Torrevieja, ETA volvió a actuar ayer en la costa de Alicante. Lo hizo por partida doble, con sendos atentados en hoteles de las ciudades de Alicante y Benidorm, aunque, en esta ocasión, sin víctimas mortales.

Pese a que las bombas estallaron minutos antes de la hora anunciada al diario Gara -12.30-, la policía tuvo tiempo de desalojar ambos hoteles, el Bahía de Alicante (22 habitaciones), y el Nadal de Benidorm (32 habitaciones), ambos situados a pie de playa. Sin embargo, otra llamada realizada en nombre de ETA a la delegación del diario Levante en Dénia, avisó, a las 11.15, de que los artefactos estallarían a las doce del mediodía, como así fue en el caso de la deflagración en el hotel alicantino. La de Benidorm se registró apenas 10 minutos después.

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El ministro del Interior, Ángel Acebes, que se trasladó a Alicante y Benidorm para visitar a los heridos e inspeccionar los daños materiales, aseguró que ETA, en base a la diferencia horaria entre los avisos y las explosiones, pretendía causar una masacre. "Se trata de dos bombas trampa para multiplicar el riesgo y los efectos de los atentados, tanto en cuanto a la población, a los ocupantes de los hoteles, empleados y fuerzas de seguridad", dijo el ministro. Acebes sostuvo que no hay un comando establecido en la zona, sino que se trata de "un comando que viene y que luego se va".

La policía busca a uno o dos jóvenes que el lunes alquilaron las habitaciones de los hoteles en las que estallaron los artefactos. En ambos casos el cliente pagó dos días por adelantado. En el caso del hotel Nadal de Benidorm, según la recepcionista, el cliente era un joven con la cara vendada. En el establecimiento alicantino el artefacto estaba escondido en una maleta de color verde. Los investigadores no descartan que una misma persona colocara los dos artefactos el lunes. Interior facilitó ayer la foto y la identidad de un posible sospechoso, Joseba Troitiño Ciria, y pidió a los ciudadanos que hubieran visto a esta persona que se pusieran en contacto con la policía a través del teléfono 091 o con la Guardia Civil (062).

El alcalde de Alicante, Luis Díaz Alperi, relató que el propietario del hotel afectado le comunicó en una breve conversación que "un joven bien vestido alquiló la habitación del primer piso ayer o hace dos días y dejó allí seguramente la maleta con el explosivo y el temporizador".

El hotel de Alicante ocupa las plantas baja y primera de un inmueble de ocho pisos en el número 6 de la avenida Juan Bautista Lafora, a escasos cien metros de la playa de El Postiguet. Antes de la explosión, la policía cortó el tráfico -un vial de seis carriles- y recomendó a los dueños de los chiringuitos playeros que cerraran los locales. Los cristales de algunos de estos negocios se rompieron. Las vías del tranvía que circula paralelo a la playa de El Postiguet quedaron anegadas por los escombros.

El comisario de policía de Alicante, Baldomero Araújo, fue uno de los primeros en inspeccinar el hotel y vio la explosión desde el cordón de seguridad establecido poco después de recibirse los avisos de bomba. La policía calcula que los artefactos contenían cada uno más de diez kilos de explosivos, según informaron fuentes policiales, que desconocen por el momento la composición de las bombas.

Los vecinos de los pisos más altos del inmueble donde se ubica el hotel Bahía no llegaron a ser desalojados. "La explosión les podría haber cogido de lleno mientras bajaban", explicó un agente. A un lado de la finca que alberga el hotel Bahía está la sede provincial del Partido Popular, que no sufrió daños, y al otro se encuentra una academia de idiomas, que no había sido desalojada. La habitación donde estalló el artefacto, la 106, era la más cercana a la academia y la más alejada de la sede popular.

El peor parado en la explosión de Alicante fue un ciudadano holandés de 32 años. Un objeto incrustado en su cabeza le hizo entrar en coma. Ayer por la tarde fue operado en el Hospital General de Alicante. En ese centro fue también intervenido un ciudadano alemán de 24 años, que sufrió cortes producidos por esquirlas en el cuello y cabeza y lesiones en un ojo.

En el hospital alicantino de referencia fueron también atendidas y dadas de alta las ciudadanas rusas C. B., de 18 años, y O. D., de 27; las suecas S. P., de 19 años, y F. B., de 22; la inglesa de 20 años E. K. y la profesora española R. G., de 28 años.

Por la explosión de Benidorm precisaron asistencia médica en el hospital de La Vila Joiosa cinco agente de policía con policontusiones y heridas inciso contusas por cristales despedidos. También ingresó una mujer que tras la explosión sufrió un ataque de nervios.

El hotel Nadal, situado en el número 41 de la Avenida de Madrid, es el último inmueble que se levanta al final del paseo marítimo de la Playa de Levante, a unos 100 metros de la orilla del mar. Los artificieros de la policía llegaron al hotel, vestidos de paisano, sobre las 11.45. La explosión sorprendió a los agentes mientras inspeccionaban las distintas plantas del establecimiento, que no llegó a ser totalmente desalojado. "Aún quedaba una decena de clientes en las plantas altas del hotel, concretamente en la novena y la décima", dijo Raimundo Torres, bombero y concejal del Ayuntamiento de Benidorm. La mayoría de los turistas alojados en hoteles, apartamentos y viviendas cercanas al lugar del suceso optó, tras unos primeros momentos de confusión y expectación, por regresar a la playa.

Además del ministro del Interior, se desplazó a Alicante el titular de Trabajo y Asuntos Sociales, Eduardo Zaplana. El presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, regresó anoche con urgencia de un viaje oficial a Bruselas para visitar a los heridos.

También el líder de la oposición en la Comunidad Valenciana, el socialista Joan Ignasi Pla, visitó el lugar del atentado, junto a la secretaria de Relaciones con las ONG y Movimientos Sociales del PSOE y diputada por Alicante, Leire Pajín.

El presidente del Gobierno, José María Aznar, hizo un llamamiento a la serenidad y la firmeza y subrayó que los atentados de Alicante son "la cuota anual de miedo" que los terroristas quieren introducir con la llegada del verano". "Quiero trasladar mi solidaridad y aliento a las personas que han sufrido el atentado", dijo.

El alcalde de Alicante declaró que ETA eligió el hotel Bahía "por su ubicación, ya que está enfrente de la playa y sabía que habría mucha gente en esos momentos para apreciar el estallido, algo parecido a lo que ha se ha hecho en Benidorm". Efectivamente, decenas de miles de bañistas abarrotaban a esas horas las playas de El Postiguet de Alicante y de Levante en Benidorm. Muchos de ellos fueron testigos de las explosiones.

Turistas alojados en ambos establecimientos optaron por hacer las maletas y marcharse a otro lugar. Los ministros Acebes y Zaplana se reunieron por la tarde con los representantes de los hoteleros de Benidorm. "No podrán con nosotros", dijo Pere Joan Devesa, presidente de la organización hotelera.

Los empresarios del sector, acostumbrados ya a los atentados terroristas, intentaron quitar hierro a la campaña de miedo que ha comenzado ETA en las costas alicantinas y ofrecieron alojamiento gratuito a los turistas afectados por los dos atentados.

Uno de los heridos en el atentado del hotel Bahía de Alicante es atendido por un amigo tras la explosión.
Uno de los heridos en el atentado del hotel Bahía de Alicante es atendido por un amigo tras la explosión.PEP GARCÍA

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