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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Peaje en el Tour

El Tour, en su centenario, arrancó ayer en París tras haber pagado un peaje a Batasuna. La organización vinculada a ETA, proscrita en España e incluida en la lista de los movimientos terroristas de la UE y Estados Unidos, se ha apuntado un tanto por el simple hecho de haber conseguido negociar con los organizadores de la gran carrera ciclista. Que se vaya a promocionar el euskera cuando el pelotón llegue a Bayona el 23 de julio entra dentro de la normalidad. Lo preocupante es la amenaza implícita que puede haber detrás de estas conversaciones, algo que ya estuvo presente en 1992, cuando el Tour partió de San Sebastián, o en 1996, cuando pasó por Pamplona en homenaje a Indurain.

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El Tour de Francia revoca el acuerdo firmado con Batasuna

Aunque el director del Tour, Jean Marie Leblanc, se disculpe ahora y se declare "engañado", no es creíble pensar que no sabía con quién estaba pactando: una de las dos asociaciones responde al nombre de Batasuna, registrada en Francia como organización cultural. Pese a figurar en las listas europeas de organizaciones terroristas, Batasuna no ha sido ilegalizada en Francia. Ése es un paso que en su ámbito territorial corresponde a cada Gobierno, y el de Raffarin no ha tomado ninguna medida al respecto.

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Es probable que el Gobierno de Aznar haya sobrerreaccionado en este caso y amplificado con ello el efecto propagandístico que buscaba Batasuna, que, pese a su ilegalización en España, trataba de demostrar que es capaz de actuar en Francia y de alcanzar acuerdos con una organización prestigiosa como el Tour. La protesta española ha conseguido in extremis que la dirección de la ronda ciclista anunciara ayer la ruptura del acuerdo, pero parte del daño está hecho.

El Tour es la carrera cicilista más importante del mundo y la reciente concesión del Premio Príncipe de Asturias al Deporte con ocasión de su centenario es un reconocimiento más. En España es seguido por millones de aficionados. Pero el Tour no es ni el Gobierno ni el Estado de Francia. Este desagradable incidente no debería enturbiar la intensa colaboración que existe entre los dos países en la lucha contra el terrorismo.

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