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García Ramos analiza la mirada crítica y creativa de Borges

Más de cuatro horas de conversación con Jorge Luis Borges en su apartamento de Buenos Aires en la primavera de 1978 y cientos de anécdotas -como aquella que cuenta que el dictador Jorge Rafael Videla hizo cola en la feria del libro de la capital argentina para obtener un autógrafo del autor de Historia universal de la infamia- han permitido al escritor y catedrático de Literatura de la Universidad de La Laguna Juan Manuel García Ramos un personal "ajuste de cuentas" que resume en La metáfora de Borges (Fondo de Cultura Económica). El libro se presenta hoy en Madrid, en la Librería México (calle Fernando el Católico, 86), a las 19.30. Intervendrán el autor, Juan Cruz y Luis Sáinz de Medrano.

García Ramos, padre del concepto de atlanticidad -que define la realidad política, económica y sociocultural del archipiélago-, resume en su libro tres ideas básicas. La primera defiende que "hablar y escribir es metaforizar siempre; en parte falsear". Ahí recuerda cómo Borges escribía reseñas sobre libros que no existían "y todo el mundo se volvía loco buscando en las librerías". La segunda es que "la crítica literaria no es sino una simple metaforización de la creación que la origina" y, junto a ésta, que "enseñar literatura es enseñar a los alumnos a gustar de los libros y poco más". Según estas dos últimas ideas, "un buen crítico y un buen profesor amplía y espolea el sentido de lo que ha sido dicho por el creador; uno malo busca cerrar escolarmente ese sentido".

La enseñanza de la literatura

El ensayo concluye que "la vida es mucho más inmensa que el lenguaje que intenta descifrarla". "Borges convirtió este principio en su entretenimiento preferido", revela García Ramos, que entiende que el libro puede considerarse "un tratado sobre la enseñanza de la literatura" en el que se apuesta por ir "a los textos originales directamente, sin intermediarios". "La libertad del lector es lo supremo", afirma el que también fuera a principios de los noventa consejero de Educación de Canarias.

El escritor reconoce que aquella entrevista con Borges marcó su carrera literaria: "Conocer su apartamento, la estancia de su madre, su biblioteca, fue la revelación de un mundo que había leído". A partir de aquella entrevista, y tras 25 años de "diálogo permanente que mi imaginación ha seguido teniendo con Borges", surgen las tres ideas nucleares de su nuevo trabajo.

García Ramos grabó en un vetusto aparato aquellas cuatro horas de conversación. "No sé por qué, sólo se conservaron dos horas", reconoce ahora.

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