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Columna
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Perdón

Estamos en campaña. Sólo el presidente andaluz sabe cuándo se celebrarán, con más fuerza y convicción que nunca y un cierto punto de cabreo razonable y razonado, atacó los flancos débiles del PP y de la candidata Martínez, quien, habitual en su línea, saltó a la yugular del presidente andaluz.

Es la cantinela de siempre, con un mensaje publicista muy bien diseñado, con el que la alcaldesa de Cádiz pretende minar la fortaleza política de Chaves. Teófila Martínez, sin embargo, bajó un poco el diapasón.

Pero importa detenerse en una cuestión que hace años generó las primeras páginas de algunos periódicos, llenó de baboseo tertulias y hubo publicistas que se paseaban por las emisoras criminalizando al responsable de la Expo, Jacinto Pellón.

De ellos, sería Javier Arenas, sus acólitos y publicistas mediáticos los que más se destacaron. La lengua montaraz y viperina de Arenas (aún no había llegado a la extrema habilidad con que la maneja ahora) saltaba de emisora en emisora, disparando, por elevación, a la línea de flotación del PSOE. Y una vez más, mensaje es mensaje, detrás de todo estaba Felipe González.

Hubo periódicos que siguieron, sin rechistar, las consignas dadas desde la sede del PP. ¿Y ahora qué? ¿Habrá suficiente dignidad de quienes montaron toda esta campaña de insidias y pedir perdón? ¿Sucederá como en el caso del espionaje al que fuera presidente de El Monte, jaleado por algún medio y que el Partido Popular, o sea, la candidata Martínez se quitó de encima diciendo que lo había leído en la prensa? ¿Qué hará ahora Alejandro Rojas-Marcos y Soledad Becerril, entonces alcaldesa de Sevilla, que pusieron a los pies de los caballos a Pellón hasta ser declarado persona non grata?

Se seguirán las consignas de Génova (sede del PP nacional), con la consabida campaña publicitaria y que tan buenos resultados les da.

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El PP está subido en el éxito publicitario y a fe que son unos verdaderos linces para manejar, manipular, la opinión pública. Es un aviso para Manuel Chaves. El PP andaluz no se apartará ni un ápice del diseño que le han trazado.

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