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Reportaje:

La lección de los mil niños

Un montaje de la Orquesta Ciudad de Granada reúne a 47 coros infantiles de Andalucía, Cataluña y Canarias

En Granada sonó ayer una auténtica sinfonía de los mil. Pero no se trataba de la famosa sinfonía de Gustav Mahler, sino de una cantata, Tirant lo Blanc, compuesta por Antoni Ros-Marbá, interpretada por la Orquesta Ciudad de Granada (OCG), bajo la dirección de Josep Caballé-Domènech, y acompañada por un coro de... 1.300 niños. Niños de entre 7 y 14 años procedentes de Granada, Almería, Málaga, Córdoba, Barcelona, Girona y Santa Cruz de Tenerife que hicieron estallar al público en aplausos por su enorme profesionalidad. Fue la lección de los mil.

En realidad no era un sólo coro, sino 47 coros diferentes que, a lo largo de los últimos meses, han estado preparando concienzudamente, cada uno en su respectivo centro escolar una obra de Ros-Marbá que, aunque compuesta para niños, es de una enorme complejidad musical.

"No es una obra fácil. Hay partes en que los niños deben recitar todos al mismo tiempo y luego cantar", explicaba Oriol Ponsa, gerente de la OCG y artífice de la idea. "Y eso es todo un reto".

El proyecto de poner la orquesta granadina al servicio de los niños surgió hace unos años, cuando se decidió poner en escena y escenificar El Arca de Noé, de Benjamín Britten. "Ahí trabajamos con 600 niños y nos dimos cuenta de que era posible hacer algo mucho mayor", señalaba Víctor Newman, presentador del espectáculo de ayer y responsable de las actividades pedagógicas de la orquesta. "Hoy hemos demostrado que se podía".

Tras el éxito de El Arca de Noé, los responsables de la OCG se pusieron en contacto con todos los coros de la provincia. La coordinadora Manuel Mira fue la encargada de explicar la obra y repartir las partituras por toda la provincia. Los alumnos se lo tomaron en serio.

"Hemos estado casi todo el curso dedicándonos a cantar la obra", decía Sara Sánchez, de 14 años, en cuarto curso de grado elemental del conservatorio. "Por eso creo que no nos ha costado trabajo. No ha sido muy duro".

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En Tirant lo blanc no estaban, sin embargo, sólo alumnos de conservatorio. También había alumnos de centros escolares que tienen los coros como una de sus actividades. "A mí no me ha costado mucho", contaba Isa Ramos, de 7 años, de Granada. "Ha estado muy bien".

Fue tal el interés que despertó el proyecto que incluso coros infantiles de Cataluña o las Islas Canarias se sumaron al proyecto. Para suplir los gastos de la estancia, los niños de esas zonas se quedaron a dormir en las casas de los niños granadino. "Eso fomenta la convivencia y despierta el interés de los niños por la música", afirmaba Neuman.

Las más de cinco mil personas que abarrotaron ayer el Palacio de Deportes de Granada estuvieron aplaudiendo durante varios minutos. Los niños estaban contentos, sobre todo después de sortear piezas como una en la que se describe una batalla y la música se vuelve endiabladamente complicada. "A mí la parte de la batalla es la que más me gusta", decía Ándrés Darío Rodríguez, de 8 años, de Tenerife. "Pues a mí no", argumentaba otra tinerfeña, Claudia Lorenzo, de 9. "A mí me ha gustado la canción de amor, porque la música es muy romántica y la letra es muy bonita". Luego se dice que los niños no entienden.

El despertar del interés por la música

"Lo cierto es que ha sido algo bastante complicado, muy complejo". Así definía el director de orquesta Josep Caballé-Domènech el montaje de Tirant lo Blanc que se puso ayer en escena en el Palacio de Deportes de Granada. "No es lo mismo ensayar en clase con un piano y con tu coro que ensayar en un palacio de deportes con mil niños más y una acústica absolutamente nueva y con un director que tiene otros gestos para darte las indicaciones. Demasiadas cosas nuevas para un niño y, sin embargo, lo han hecho de una forma excelente".

A ello se une, además, el trabajo de los actores de Escénica, el centro de estudios que aportó las escenografía, los decorados y las gigantescas figuras que iban representando la historia.

Los chavales eran ayer los que estaban más satisfechos de la actuación. Familias enteras de otras provincias andaluzas se habían desplazado hasta Granada para ver un espectáculo que resulta absolutamente impresionante en cuando más de mil voces suenan al mismo tiempo. Y muy especialmente cuando unos coros iban superponiéndose sobre otros haciendo distintas voces. "La obra, aunque escrita para niños", decía Caballé-Domènech, "es muy compleja, es seria".

"Pues a mi no me ha costado nada cantarla", decía Mamen Rodríguez, de 8 años, de Granada. Mamen y los compañeros de su coro han estado todo el curso ensayando a razón de una hora por semana. Y, además, memorizando todo el texto, que es bastante largo.

"Ha sido mucho mejor que cuando se hizo en el orfeón de Barcelona, hace 27 años", decía una mujer con acento catalán. "Ha venido incluso el director a ver el montaje, porque entonces él, que era un niño, cantó en el coro".

Lo cierto es que la iniciativa, primero de El Arca de Noé y ahora de Tirant lo blanc, ha despertado un enorme interés en Granada por los coros infantiles. De hecho, expresamente para el montaje se han formado 15 nuevos coros. "La música cada vez atrae más a los niños", explica el coordinador pedagógico de la OCG, Víctor Neuman. "Y no sólo en el sentido de que quieran oirla o asistir a conciertos, sino de que quieranser protagonistas"

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