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LA VENTANA DE MILLÁS

Inseguridad

Cuando era pequeño, soñaba con mucha frecuencia que había ido al colegio sin zapatos. Recuerdo que cuando me daba cuenta, intentaba irme corriendo a casa antes de que mis compañeros se percataran y empezaran a burlarse de mí, pero como no era dueño de mis movimientos, me quedaba paralizado en mitad del pasillo. Veía a la gente pasar y me sentía como si estuviera expuesto detrás de un escaparate. Los veía reírse, pero no sabía si se reían de mí o si se reían de sus cosas. Intentaba encoger los pies, me quedaba inmóvil y no movía un solo músculo para que pareciera que era un maniquí de los que había en El Corte Inglés, pero era evidente que no era otro, sino yo, el tonto al que se le había ocurrido ir a la escuela en calcetines. Han pasado los años y no he vuelto a tener ese sueño, pero creo que ésa es la razón por la que hay días en los que voy caminando por la calle y tengo la sensación de no haber acabado de salir de casa todavía.

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