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Tribuna:LA URBANIZACIÓN DE LA DEHESA DE SEVILLA
Tribuna
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Tablada, 37 Rojo: Rien ne va plus

Tablada es en estos momentos una prueba para la democracia local equiparable, salvando las lógicas distancias, a la guerra de Irak para la democracia global. En Tablada no nos jugamos la vida de inocentes, no se mercadea sangre por petróleo ni se forja un orden internacional imperial. Si traemos a colación, de forma provocativa, el paralelismo de la guerra es porque, tras las diferencias, existe un punto común. Ambos asuntos ejemplifican las limitaciones de la democracia representativa: en ambos nos jugamos la ciudadanía local-global, el derecho como ciudadanos de ser partícipes en las grandes decisiones que nos afectan colectivamente.

Si hablamos de Tablada es porque alguien apostó porque fuera la principal casilla en el juego del futuro de la ciudad, antes de que éste empezase. En vísperas de las últimas municipales, las cajas de ahorro sevillanas, entidades cuyas inversiones, según sus propios estatutos, deben tener una finalidad social, invierten todo al 37 rojo en el casino de la ciudad. Los demás casinos no incluyen una casilla que diga 37 rojo, porque esa casilla es inundable y todo el mundo lo sabe. Para que el casino de Sevilla sea un casino particular, las Cajas firman un convenio con los tres partidos que se juegan el gobierno municipal: gane quien gane, ha de ganar el 37 rojo. Así, esta casilla que era propiedad pública municipal, que en su día fue cedida a los militares, en lugar de ser devuelta a la ciudad, es subastada y comprada por las Cajas por 4.000 millones de pesetas. El Banco de España, que es quien regula las normas de los casinos, advierte a las Cajas que esta vez se han pasado: Operación especulativa de alto riesgo, fue el titular de prensa, citando a la autoridad monetaria. Pero los especuladores con fin social eran conscientes de que no había tal riesgo. Si ellos ponen 4.000 millones al 37 rojo, esa casilla entra en el juego. Saltaron las voces de alarma desde altos cargos de la administración autonómica -independientes, pese a ello- y desde la ciudadanía. La "participación ciudadana" de las Cajas había empezado antes de tiempo.

Tal fue el escándalo que el equipo redactor del Plan presentó en su Avance: Tablada, casilla 37 verde. La casilla 37 tenía que estar, pero en vez de roja, sería verde e inundable. Las cajas no se inmutan y deciden aumentar la apuesta, ahora serán 13.000 millones al 37 rojo. Para ello "venden" el solar a un consorcio de promotoras y fichan a escogidos arquitectos, del star system internacional y local, para que nos vendan (con propuestas en general bastante mediocres, por cierto) como el 37 rojo es la apuesta que Sevilla necesita. Espere, vamos a hablar. ¿Qué entiende usted por verde? Verde es el color del árbol del dinero... Ah, por ahí nos podemos entender. El uso verde no excluye el carácter lucrativo.

El caso es que ahora nos encontramos, como en Irak, ante un falso dilema: o 37 rojo o 37 verde. La banca gana, rien ne va plus. ¿Por qué? Si el Plan, respaldado por los próximos gobernantes, garantiza que los 13.000 millones apostados al 37, se convierten en los 300.000 y pico (a partir de cierta cifra uno se pierde) no habrá problema. No le habrá costado nada a la ciudad, en apariencia. Si en cambio el plan decide 37 verde, entonces vía repartos y compensaciones las apuestas seguirán siendo ganadoras y no costará nada a la ciudad, en apariencia. ¿Cuál será el coste? Los beneficios de los especuladores, que controlan donde va a caer la bolita, saldrán de volcar las prioridades de la ciudad hacia su balanza, ya sea materializando sus inversiones en los proyectos estrella presentados, ya sea volcando el reparto de los beneficios que genera el plan hacia sus bolsillos. Porque ¿de dónde saldrá tanto dinero público para la expropiación de Tablada? ¿Alguien cree que se va a expropiar a precio de suelo rústico inundable? Ese dinero saldrá de sus impuestos, señora, y de los beneficios que genera el plan y que podrían revertir sobre la ciudad. Pero lo que vaya a esos bolsillos, por matemática elemental, ya no irá a los beneficios del resto de los ciudadanos. Acabarán vendiéndonos, como mal menor, la filosofía que se viene aplicando en la ciudad en estos casos: para la creación de espacio público es preciso introducir un uso lucrativo privado (esta vez, además, sobre suelo ex-público) que lo financie con los residuos de la operación.

La Sevilla que queremos estará hipotecada por poderosos grupos de presión. Pero podría no ser así. Los ciudadanos tenemos la palabra. Para ello es preciso tomar conciencia de lo que nos jugamos en Tablada. La titularidad del suelo ya la hemos perdido. ¿Qué más perdemos en Tablada?: una oportunidad de que el campo entre en la ciudad, de invertir el modelo de desarrollo, de no limitarse a colmatar estúpidamente otro "espacio de oportunidad" (qué forma más tosca de aprovechar las oportunidades), o dicho en plan poético, sustituyamos "espacio de oportunidad"por "oportunidad de espacio". Eso en cuanto al destino final de Tablada. Pero más aun importa el proceso. En Tablada se pierde una oportunidad de impedir que los cauces institucionales vuelvan a verse vulnerados por intereses privados. Se pierde, sobre todo, una oportunidad de construir la democracia. Tablada como oportunidad de espacio democrático.

Esteban de Manuel Jerez y José María López Medina (Coordinador general de la asociación universitaria y ONG Arquitectura y Compromiso Social).

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