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Entrevista:TEIMUR RADYÁBOV | Ajedrecista de 15 años

"Ir a clase es perder el tiempo"

Leontxo García

Hasta el pasado domingo, el azerbaiyano Teimour Radyábov, de 15 años, era uno de los niños prodigio que suele dar el ajedrez. Pero ese día ganó a Gari Kaspárov en el Torneo de Linares, y ahora todos le ven como un sólido aspirante a suceder al ruso como número uno. Él no se cree más inteligente que la media, pero esta entrevista indica lo contrario.

Pregunta. ¿Qué recuerda de su infancia?

Respuesta. A los cinco o seis años jugaba al fútbol todo el tiempo que no estaba en el colegio. En cuanto al ajedrez, me lo enseñó mi padre a los tres años y medio. Entonces no era más que un pasatiempo. Pero a los seis años ya era un jugador de primera categoría nacional, y me di cuenta de que tenía un talento especial para el ajedrez. Una vez le prometí a mi madre que iba ganar las nueve partidas de un torneo, pero sólo conseguí 8,5 puntos. Entonces prometí que ganaría las 13 de otro torneo en la República Checa, y lo hice. A los 9 gané el Europeo sub 10, y ya enfoqué el ajedrez como una profesión.

"Las novelas de Sherlock Holmes me aburren; el asesino siempre es el personaje sentimental"
"El fútbol es mi pasión, mi equipo preferido es el Real Madrid, por Ronaldo y Roberto Carlos"

P. ¿Cómo era su relación con otros niños? ¿Le consideraban especial, más inteligente?

R. No, porque en mi colegio había bastantes alumnos que tenían éxito en otros ámbitos, como la música. Además, yo no me considero más inteligente que la media, en absoluto.

P. Pero, desde los 12 años, usted no va al colegio más que para los exámenes.

R. Ir a clase es perder el tiempo. Bueno, voy de vez en cuando para estar con mis amigos. De cada 45 minutos de clase, sólo diez son verdaderamente productivos. Así que yo me ahorro esos 35 minutos por cada hora estudiando en casa y dedicando el resto del tiempo al ajedrez, unas cinco horas diarias. El sistema funciona: antes lograba sobresalientes en todo, y desde que me dedico al ajedrez profesionalmente alterno los sobresalientes con notables.

P. ¿Y cómo distribuye su tiempo?

R. Dedico los domingos enteros a estudiar y hacer ejercicios del colegio. De esa manera, puedo entrenarme a conciencia de lunes a sábado, y me queda tiempo para cuidar mi preparación física, sobre todo con el tenis y el tenis de mesa, y también algunas horas de ocio.

P. El domingo derrotó usted a Kaspárov, que también nació en Bakú. Supongo que era su ídolo hasta hace poco.

R. No tengo ídolos, ni siquiera fuera del ajedrez, pero Kaspárov sí estaba, y sigue estando, entre las personas que admiro, es uno de los mejores jugadores de la historia. Por una parte, intento pensar en que sólo gané una partida de ajedrez, para que no se me suban los humos. Por otro lado, esa victoria en concreto es un estímulo magnífico para seguir esforzándome al máximo. Me llevé otra alegría cuando comprobé que Kaspárov no había perdido con blancas desde 1996.

P. ¿Le molestó mucho que no le diera la mano tras la derrota?

R. (Tras una pausa) No tanto. Aunque yo, en su lugar habría actuado de otra forma. Me hubiera rendido sin esperar a perder por tiempo, como hizo él, y hubiera estrechado la mano del vencedor, como es costumbre. Pero, dadas las circunstancias, comprendo su enfado, y también que su mente estuviera todavía concentrada en la partida. Kaspárov no había perdido una partida en Linares desde 1997.

P. Usted impresiona porque domina el juego estratégico, y no sólo el táctico como la mayoría de los adolescentes, por su sangre fría y porque algunas de sus jugadas parecen hechas por una computadora.

R. He sido autodidacta desde muy pequeño, casi nunca he trabajado con entrenadores. En el juego de la mayoría de los niños predomina el ataque, pero a mí me gustó desde siempre el juego posicional. Me gustaría tener un estilo universal, como el de Bobby Fischer . En cuanto a los nervios, digamos que soy frío pero también que la procesión va por dentro. De hecho, esa explosión de adrenalina es el principal estímulo de la alta competición. Es lo que hace que multimillonarios como Schumacher sigan jugándose la vida en la Fórmula 1. Y sí, es cierto que a veces, como el martes frente a Paco Vallejo, hago jugadas de enorme riesgo, que la mayoría de los humanos rechazan sin calcular, por la influencia en mi entrenamiento de las computadoras, que lo calculan todo. Eso también se ve en algunas partidas de Kaspárov.

P. ¿Qué fecha se pone usted para ser campeón del mundo absoluto? ¿Ve a Vallejo como uno de sus grandes rivales?

R. Mi objetivo principal es ser campeón del mundo. Y sólo cuando lo sea veré qué edad tengo, porque eso no me importa. Hay bastantes jugadores capaces de ser campeones del mundo, y Vallejo es, sin duda, uno de ellos. Siempre ha sido muy fuerte, desde muy pequeño. Nos hemos enfrentado tres veces, y las tres fueron empates. El martes comprobé que, además de un gran estratega, es muy fuerte tácticamente. Fue una lucha dura.

P. ¿El mejor ajedrecista será pronto una computadora?

R. Sí, creo que es inevitable, pero no sé si ocurrirá pronto. Tal vez entre cinco y diez años.

P. ¿Por qué las mujeres juegan peor que los hombres, salvo excepciones como Judit Polgar?

R. Es una cuestión genética. Muy pocas mujeres tienen el sentido de la competición tan desarrollado como para tomarse en serio el ajedrez y dedicar una vida profesional a lo que, en apariencia, no es más que un juego, aunque los ajedrecistas sabemos que es mucho más que eso. Y hay otro dato significativo: las grandes campeonas georgianas, la china Xie Jun y las hermanas Polgar han jugado muy bien hasta que fueron madres de familia.

P. ¿Cómo le gustaría que le vieran los demás?

R. Como una buena persona.

P. ¿Qué aficiones tiene?

R. Muchas, pero con poco tiempo. El fútbol es mi pasión, y mi equipo favorito es el Real Madrid, porque tiene a varios de mis jugadores preferidos, como Ronaldo y Roberto Carlos. Antes también lo era el Ajax, pero me disgustó que perdiera una final europea con el Juventus tras desperdiciar muchas ocasiones. Me gusta tanto la música clásica (Bach y Beethoven, sobre todo), como la moderna, pero no los cantantes, tan abundantes, que triunfan con una sola canción y desaparecen. Leí tres veces El Quijote hace años, me encantó. Por el contrario, pronto me aburrí con las novelas de Sherlock Holmes porque descubrí que el asesino era siempre el personaje más sentimental, o sea que no tenía sentido seguir leyendo. Y también he leído muchas obras históricas.

P. ¿A qué personajes admira?

R. A los generales que fueron grandes estrategas, como Alejandro Magno y, especialmente, Napoleón, quien, por cierto, era aficionado al ajedrez. Una vez, ya en el exilio, le enviaron un juego de ajedrez, una de cuyas torres escondía un plan para escaparse. Pero su mente no funcionaba tan bien como antes, y no se le ocurrió mirar dentro de la torre.

P. ¿Lugares inolvidables?

R. Algunos de ellos están en España, donde ya he venido ocho veces. La Plaza Mayor, el Museo del Prado y el Palacio Real, en Madrid, y Menorca. Además, Jerusalén y Suiza.

P. ¿Tiene una opinión sobre el conflicto étnico entre azerbaiyanos y armenios, que tantos muertos ha costado?

R. Sí, me parece que no tiene arreglo, como el de los palestinos y los judíos. La convivencia pacífica entre armenios y azerbaiyanos sólo fue posible bajo el poder tremendo de la Unión Soviética. Ahora, las personas inteligentes de ambas etnias se entienden bien, pero sólo ellas.

P. ¿Y sobre Irak?

R. No termino de comprender todo este lío que se traen EEUU y la ONU con las resoluciones. La guerra debería ser el último recurso para desarmar a Sadam, y a mí no me consta que se haya hecho todo lo posible para desarmarle sin guerra.

P. ¿Falta algo esencial en esta entrevista?

R. Sí, el jamón. Contribuye esencialmente a que me guste España.

Teimur Radyábov, en Linares.
Teimur Radyábov, en Linares.EFE

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Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).

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