Rejuvenecer
Hay cosas, qué duda cabe, que nos quitan años. Cosas que nos arrastran de nuevo a la juventud, a nuestros tiempos de pantalones campana, jersey de cuello de cisne, novia de melena negra y lisa, y música de Jim Morrison. En aquellos últimos años del franquismo, manifestar públicamente una opinión contraria al régimen era una hazaña, una insensatez o, según para quién, ambas cosas al mismo tiempo.
Durante años, los fabricantes de cosméticos, de prótesis, de ilusiones, no han tenido otro objetivo que devolvernos nuestra juventud, sin lograrlo, claro. Hemos tenido que esperar 25 años de democracia para que otro político bajito y de voz atiplada nos reintegre a nuestra censurada juventud. Nunca, desde entonces, las gentes han tenido tanta necesidad de expresarse, de aprovechar cualquier foro para manifestar su opinión. Se grita en los teatros, en las entregas de premios, en los estadios, en los conciertos...
Señor presidente: gracias por devolvernos nuestra juventud.