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El Carré d'Art de Nimes exhibe la última obra de Javier Pérez

El bilbaíno Javier Pérez es el segundo artista español -le precedió, en 1994, Juan Muñoz- al que el prestigioso Carré d'Art de Nimes -un museo y centro de cultura contemporánea- dedica una exposición personal. Veintiún dibujos, nueve volúmenes y cinco vídeos permiten revisar el trabajo realizado entre 1994 y 2002, y permanecerá abierta hasta el próximo 13 de abril. El 21 de mayo se verá en Vitoria.

El visitante es "acogido" por una obra muy representativa de las preocupaciones de Pérez, su Camisa de aire de 1994, una suerte de rastro de la presencia humana, envoltorio flotante de un hombre desaparecido, que como el de Un agujero en el techo (1999) ha optado por desvanecerse dejando tras sí el frágil rastro de su vanidad, unas escaleras de cristal que han sido vistas como un homenaje, entre respetuoso e irónico, al Tatlin que soñaba con el "hombre del futuro" e ideaba monumentos constructivistas a la III Internacional.

Humano (1998) insiste en la idea. Ahora el hombre se ha convertido, literalmente, en humo. En la bellísima Levitas (1998), una serie de bolas de cristal esparcidas por una sala presentan la huella del paso del hombre que las ha deformado con su peso y volumen, como si el vidrio fuese una piel transparente que luego, una vez ha marchado el cuerpo, no recupera su tensión de esfera, sino que guarda la señal de aquel caminar.

La desnudez acompañada de máscaras, es decir, la de un cuerpo desprovisto de cualquier signo de identificación social, sometido a una cierta forma de abstracción, es también tema recurrente en la exposición. En algunos casos, como en 60 escalones (1999), ese cuerpo vive una suerte de suplicio, condenado a una eterna escalada de una escalera sin fin, mientras que en Un universo a su medida (2002) el carácter inacabable del trabajo o la imposibilidad de materializar un sueño es evocada por el estrépito de unas bolas de cristal que, si en la imagen permanecen flotando, suspendidas en el aire, en la banda sonora se estrellan en el suelo.

La obra de Javier Pérez, alumno de las escuelas de Bellas Artes de Bilbao y París y que vive en la actualidad en Barcelona, ya había sido objeto de exposiciones personales en otras ciudades extranjeras, como Estrasburgo, Praga, Marsella o París, pero su reconocimiento internacional parece haberse acelerado desde 2001, cuando fue escogido para figurar en el pabellón español de la Bienal de Venecia. La exposición en Nimes, en el luminoso espacio ideado por el arquitecto británico Norman Foster como reflejo moderno del templo romano de la ciudad, confirma la coherencia e interés de una trayectoria.

Detalle de <i>Anatomía del deseo,</i> de Javier Pérez (galería Salvador Díaz, Madrid).
Detalle de Anatomía del deseo, de Javier Pérez (galería Salvador Díaz, Madrid).
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