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La presidenta de Filipinas no se presentará a las elecciones de 2004

La presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo, anunció ayer que no se presentará a los comicios de 2004 debido a la división social y política que sufre el país. "El ambiente político me indica que la votación presidencial de 2004 pasará a la historia como una de las más amargamente disputadas" de la nación, afirmó ayer la presidenta filipina. "Si yo participara en los comicios, tendría que hacer un gran esfuerzo político, pero puesto que he sido parte de la división del país en dos polos políticos, nuestros esfuerzos acabarían en una disputa que nunca terminaría", destacó.

Macapagal Arroyo señaló que ha sentido "un gran alivio de la carga política" al decidir no presentarse a las próximas elecciones. Desde que llegó al poder hace un año, la Administración de Macapagal Arroyo ha estado sacudida por controversias, como las dudas sobre la legitimidad de su ascenso a la presidencia o problemas de seguridad y orden público. La jefa del Estado agregó que en los 18 meses que le quedan al frente del país se dedicará a mejorar la economía, además de reducir la burocracia y la corrupción que, según afirmó, frenan el desarrollo económico.

Macapagal Arroyo ascendió al poder en enero de 2001 con el apoyo de la Iglesia católica y del Ejército después de que el entonces presidente, Joseph Estrada, abandonara su puesto por acusaciones de corrupción.

Estrada, que se encuentra detenido en un hospital militar desde abril del año pasado, está procesado por saquear 80 millones de dólares de las arcas públicas, un delito que puede ser castigado con la pena de muerte.

Con su decisión, la jefa del Estado intenta borrar las críticas que apuntan a que todos sus esfuerzos están destinados simplemente a ganar otro mandato. La oposición acogió ayer con escepticismo la noticia.

La renuncia de la presidenta se produce después de que un sondeo independiente revelara que su apoyo público ha bajado al 45% el pasado noviembre con respecto al 54% registrado en julio. Esa encuesta indica que entre las principales preocupaciones de los filipinos están la pobreza, los altos precios de bienes y servicios, los bajos salarios, la corrupción, la inseguridad ciudadana y el terrorismo.

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