El festival cultural Kosmopolis defiende la vitalidad y el rigor de la literatura de viajes
Cees Nooteboom, Javier Reverte y Carlos Fuentes, entre los participantes en el programa de ayer
La literatura de viajes se convirtió ayer en la gran protagonista en el festival literario Kosmopolis, organizado por el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. El escritor holandés Cees Nooteboom abrió la jornada con una reflexión sobre sus 40 años de viajero, que ha condensado en el reciente libro Hotel nómada (Siruela). Continuó Javier Reverte, que habló de sus experiencias de viajero por África, y siguieron autores como el australiano Rodney Hall, que habló de la relación de su país con los aborígenes, y el mexicano Carlos Fuentes, que trató de la experiencia del exilio.
Cees Nooteboom (La Haya, 1933) lleva cerca de cincuenta años acumulando experiencias como viajero. "Mi primer viaje a España fue en 1954", explicó ayer en Barcelona, "y tengo que confesar que el país ha cambiado mucho desde entonces. Ahora puede decirse que España es un país moderno en el que aún quedan algunos rincones por los que perderse". "No hay ningún libro mío que no contenga un viaje", agregó Nooteboom, "ya que los viajes sirven para configurar mi propia escritura y para conocerme mejor como persona".
Sobre su último libro, Hotel nómada, publicado recientemente por la editorial Siruela, manifestó Nooteboom: "He pasado mi vida en hoteles y he intentado en mi libro construir un hotel imaginario con ventanas que dan a distintos mares y a distintos países, tanto ricos como pobres. En mi hotel hay incontables habitaciones y sigo construyendo este hotel que sólo existe en mi imaginación".
Nooteboom, que reside parte del año en su casa de Menorca, ha escrito sobre España sobre todo en dos de sus libros: En las montañas de Holanda y Desvío a Santiago. "El primero, publicado en 1987, nació durante un viaje que hice por Aragón hace ya muchos años", contó Nooteboom. "El narrador es un inspector de carreteras que fue como si de repente se apareciera y entrara en mi vida. El segundo es consecuencia de mi peregrinación a Santiago, que para mí es la capital espiritual de España. Hablé con distintos peregrinos y comprobé la fuerza que tiene esta peregrinación, tanto para los creyentes como para los ateos".
"Cuando visité España por primera vez, en 1954", prosiguió Nooteboom, "una pensión completa en Menorca valía 140 pesetas. Pero, aparte de lo económico, España ha cambiado en muchos otros aspectos. Lo más importante es la libertad que ha logrado, que es un contraste muy fuerte respecto a la dictadura que conocí en el pasado".
Otro de los autores que han participado en Kosmopolis es el australiano Rodney Hall, autor de El día que Hitler vino a casa (Alianza), una original novela en la que imagina que Hitler estuvo en Australia en 1919. "Cuando escribes desde Australia", manifestó Hall, "tienes que ser consciente de que estás en el mercado de la lengua inglesa y de que es difícil encontrar un lugar en el mundo. Para conseguirlo, viajo mucho y procuro tratar temas que no sólo sean de ámbito australiano".
En su novela, Hall imagina que una joven australiana entra en relación con Hitler antes de que fuera un dictador, aunque no pierde de vista los temas que le interesan, como el de la australianidad. "En Australia todos somos emigrantes", comenta, "y todos arrastramos tradiciones y culturas de otros países, pero tenemos que aprender a construir una cultura australiana".
Otro de los temas presentes en Kosmopolis es el de los aborígenes australianos y el de sus narraciones orales. "Los aborígenes son el gran tema pendiente de Australia", reflexiona Hall. "Ellos fueron conquistados y marginados, pero mantienen viva una cultura oral muy interesante que hay que conocer".
Javier Reverte, que acaba de publicar Los caminos perdidos de África (Areté), tercer volumen de su trilogía africana, habló ante un numeroso público de sus experiencias de viajero. "Viajar es una forma de retener el tiempo", manifestó. "En los viajes ningún día se parece al anterior, y es por eso que la monotonía se rompe". Reverte, que contrajo hace unos meses la malaria en el Amazonas y llegó a temer por su vida, confesó que a pesar de todo le gusta la vida aventurera. "Si no fuera escritor, me encantaría ser atracador de bancos", dijo ante la mirada desconfiada de unos guardias de seguridad, que no sabían si aplaudir su audacia o detenerle como sospechoso.
En su último libro, Reverte narra un viaje por Etiopía, Sudán y Egipto, en un recorrrido por un continente que confiesa que le apasiona. "En África entras en contacto con la miseria", señaló, "pero también con una gente que te da cada día lecciones de generosidad, y con un mundo que te hace sentir de un modo muy fuerte la emoción de estar vivo".
En el apretado programa de Kosmopolis, por la tarde llegó el turno de tratar el tema del exilio. Nora Catelli presentó a Julio Ortega y Carlos Fuentes, que trataron el tema desde distintos puntos de vista. Ortega presentó el tema del exilio como básico para la creatividad de algunos de los importantes escritores latinoamericanos, mientras que Fuentes aprovechó para criticar la política del presidente norteamericano George Bush y para comentar que, aparte del exilio político, existe también el exilio económico, protagonizado por ejemplo por los "espaldas mojadas", que emigran de México a Estados Unidos en busca de un modo de vida que no pueden alcanzar en su propio país.
Hubo, por supuesto, otras intervenciones en el día de ayer en Kosmopolis, como no puede ser menos en un festival literario que se propone agitar los géneros y las literaturas en varias lenguas y que tiene a más de cien autores en su programa. Y la actividad seguirá hasta el domingo.
Babelia
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