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La niñera que intentó ahogar a un bebé declara que "quería callarlo"

La acusada escribió en su diario que golpeaba a la niña "por nada"

"La niña no paraba de llorar y yo estaba enfadada. Sólo le coloqué la almohada en la cara para que se callara". Con estas palabras se expresaba ayer Wendy Cinthia Chávez Enríquez, de 23 años, en el primer día del juicio que se sigue contra ella en la Audiencia Provincial de Madrid. La niñera está acusada de intentar asesinar al bebé de 20 meses que cuidaba, en noviembre de 1998, colocándole una almohada en la cara.

"No se callaba con nada, no se callaba". Wendy C. E., que está en prisión preventiva desde febrero pasado, repitió estas palabras en reiteradas ocasiones durante la vista oral que se celebró ayer, pero aseguró que su intención no había sido la de asesinar a la niña. "Estábamos a punto de salir al parque, cuando la niña se puso a llorar. Intenté calmarla dándole leche y galletas, pero no se callaba. No sabía qué hacer y le puse la almohada sobre la cara". La niñera aseguró que no lo hizo "de forma violenta", pero admitió haber sujetado la almohada sobre la cara de la pequeña "durante uno o dos minutos".

Wendy relató que al cabo de ese tiempo se asustó y retiró el cojín. Cuando lo hizo, la niña "estaba pálida" , según la niñera, y había dejado de respirar. La joven, según declaró, llamó inmediatamente a la abuela de la pequeña, a una vecina y a la madre, diciéndoles que "la niña estaba mal" y que "había dejado de respirar de repente".

Al llegar, la madre encontró a su hija "medio muerta, completamente amarilla", según declaró ella misma. En el hospital del Niño Jesús, donde atendieron a la niña, los médicos le diagnosticaron un cuadro de "hipertonía (tono muscular exagerado) con pérdida de conocimiento, revulsión ocular, mordedura del labio superior y emisión de espuma por la boca", según el informe del fiscal.

Hipoxia cerebral

Durante la vista, el médico que atendió al bebé una vez que pasó a planta, donde permaneció entre el 21 y el 25 de noviembre de 1998, declaró que la chiquilla había sufrido una hipoxia cerebral (falta de oxigenación en el cerebro). Pero nadie pensó en que hubiera sufrido malos tratos. Después de recuperarse plenamente, la niña volvió a casa y su niñera continuó trabajando en la casa, según declaró la madre, porque todos los médicos le dijeron que la niña había sufrido un cuadro de "espasmos de sollozos pálidos", una crisis de apnea provocada por un llanto prolongado y nervioso. Nadie, salvo la madre, sospechó de la niñera, aunque ayer durante la vista, el forense admitió que la hipoxia podía haber sido provocada por una sofocación (impedimento para respirar).

Un mes después del suceso, la madre encontró un diario de Wendy en el que la niñera confesaba: "El viernes casi mato a la niña, no aguantaba más. No es la primera vez que lo hago". En otro momento escribió: "Creo que estoy enloqueciendo, golpeo a la niña por nada, no jugando ni suave, sino brutalmente". La niñera alegó ayer que cuando escribía el diario "sólo fantaseaba" y que nada de ello era real. La psicóloga, por su parte, declaró que la mujer no tenía ningún trastorno, pero que era una persona con "poca tolerancia a la frustración". El fiscal pidió nueve años de cárcel y la acusación particular 15.

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