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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El espectáculo serbio

Serbia está dando un espectáculo lamentable. Por tercera vez en 70 días, no ha logrado elegir nuevo presidente por no acudir a votar más de la mitad del censo. Es un acto de incivismo por parte de una ciudadanía que sólo hace dos años se supone que inició su transición a la democracia al lograr derribar a Milosevic. Pero también tiene una gran responsabilidad el enfrentamiento entre Kostunica, que pretende pasar de la presidencia yusgoslava a la serbia, y el primer ministro serbio, Djinjic, que ha alentado el boicoteo de estas elecciones. En unos momentos cruciales, los demócratas serbios deberían buscar un consenso y mantener la coalición DOS que logró echar a Milosevic; pero prefieren tirarse los trastos a la cabeza.

La sombra de Milosevic es muy alargada. Desde la cárcel en Holanda, donde es juzgado por el tribunal internacional para la antigua Yugoslavia, el sátrapa pidió el voto popular en las presidenciales para el ultranacionalista Seselj, también acusado por La Haya de crímenes de guerra y contra la humanidad, que ha logrado nada menos que el 36,3% de los votos. Sin duda, Kostunica, con un 56,7% de los votos el domingo ganará en otra segunda vuelta, a celebrar antes de 60 días, en la que ya no regirá el requisito de participación. Y el 5 de enero, el actual presidente de Serbia, Milutinovic, deberá dejar el cargo, y probablemente entregarse, como acusado, al tribunal internacional.

La antigua Yugoslavia, tras el pacto alcanzado el viernes gracias a las presiones de la UE, se está convirtiendo en la nueva Confederación entre Serbia y Montenegro. Está por ver si este acuerdo preservará el matrimonio o preparará el divorcio. El poder ya no está en la presidencia yugoslava. Ni siquiera en la serbia. Pero tras este sórdido juego, Djinjic busca anular a Kostunica y éste, forzar la anticipación de elecciones parlamentarias para lograr una mayoría propia.

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