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Reportaje:

Las obras en el Besòs vuelven al corazón del Fòrum

Joan Clos promociona el Fòrum 2004 con la reforma urbanística como punta de lanza del evento

Lo explicó casi todo. El alcalde de Barcelona, Joan Clos, habló el pasado lunes sobre el Fòrum 2004. Más de dos horas de conferencia, la mitad dedicada a ilustrar la reforma urbanística de la zona del Besòs y lo que ésta supondrá para la ciudad: el adecentamiento de una área deprimida y la creación consecuente de 60.000 puestos de trabajo. El alcalde volvió a defender, con ganas, la transformación del frente litoral y la desembocadura del Besòs como uno de los ejes centrales del 2004. De hecho, ese fue el hilo conductor del Fòrum desde su inicio hasta el año pasado, cuando la dirección quedó al pairo tras la destitución de Jaume Sodupe como consejero delegado, el nombramiento en falso de Josep Caminal y el interregno de seis meses que se produjo hasta que Jaume Pagès asumió el mando.

La reforma del litoral y la desembocadura del río, ejes centrales del cambio urbanístico

Los principales documentos editados por la organización del Fòrum demuestran que la reforma urbanística del área del Besòs fue el epicentro del propio evento. "Para poder asimilar los objetivos de sostenibilidad propuestos, el Fòrum Universal de les Cultures debe conseguir superar un reto considerable: la transformación urbana desde el barrio del Poblenou hasta la orilla derecha del río, que comprende 2,5 kilómetros de costa". Así se presentaba el Fòrum en la primavera de 2000. En enero de 2001, en otra publicación que recogía la primera propuesta de programa -tras cerrarse el acuerdo de financiación entre las tres administraciones: la central, la Generalitat y el Ayuntamiento- la idea del territorio también era sólida. "La apuesta [del Fòrum] representa una actuación a gran escala que genera un proceso de renovación espectacular de una de las áreas actualmente más degradadas de la ciudad. Se trata de una área con un elevado deterioro ambiental". En ese documento se daba una completa explicación de los 24 proyectos urbanísticos que componen la transformación de unas 30 hectáreas de terreno. Eran los tiempos de Jaume Sodupe, que solía utilizar el discurso de la transformación urbanística para explicar el Fòrum, puesto que la concreción de los contenidos siempre ha sido el talón de Aquiles del acontecimiento.

En diciembre de 2001, en una publicación editada con motivo de la presentación en sociedad del Fòrum -se realizó en el Auditori y fue presidida por el príncipe Felipe- , la descripción del territorio y la transformación urbana también se incluyó, aunque de otra manera. Ya no era una de las principales razones de ser de la escena de 2004. Ahora el evento se abría a toda la ciudad: "Desde el espacio Fòrum y desde el conjunto de los centros artísticos y culturales de la ciudad". Ese escrito se redactó siguiendo básicamente el criterio del concejal de cultura del Ayuntamiento de Barcelona, Ferran Mascarell, quien durante unos meses -desde septiembre de 2001 hasta marzo de este año- capitaneó la nave del Fòrum.

Con la llegada de Jaume Pagès, la transformación urbanística del levante barcelonés siguió ocupando un lugar muy discreto. El consejero delegado se refería muy raramente a ella y sus colaboradores la daban por asumida. De hecho, en el documento elaborado en julio pasado para la presentación de la propuesta del programa la cuestión del territorio se ventila con un simple plano del recinto. Sin más explicaciones. Sin embargo, cada vez que Pagès se hallaba en el brete de explicar el Fòrum no tenía otro remedio que enseñar las obras: la única realidad tangible.

Ahora, Clos ha vuelto a recuperar el hilo de la transformación urbana como parte sustancial de los contenidos de 2004, sin miedo a la vieja ecuación del pensamiento de izquierdas: obras igual a especulación. En la conferencia del lunes dejó claro que construir una plaza pública sobre una depuradora responde a los criterios de Río de Janeiro de "tragarnos nuestros propios marrones"; es decir, de tratar los residuos allá donde se generan, sin enviarlos a una periferia degradada que ya no existe. "Eso ya es el propio Fòrum", remachó.

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El 'sanedrín' de los martes

Joan Clos se ha puesto al frente de la promoción del Fòrum. Todos los martes acude a las oficinas del Poblenou para seguir el día a día del evento y de las obras. Fue esa proximidad con el terreno y con todos los implicados lo que le permitió percibir que ubicar la exposición sobre la voz en la planta noble del edificio Fòrum no era lo más adecuado, pues impedía disfrutar de la mejor atalaya del recinto, con una vista inmejorable sobre la enorme plaza de 15 hectáreas.En las reuniones de los martes, a la que acuden los vicepresidentes y los ejecutivos de máximo nivel, han empezado a surgir discrepancias políticas conforme se concreta el programa. En la última, los representantes del Partido Popular exigieron que no se presentaran al próximo Consejo de Administración los comités organizadores de algunos de los debates, al no estar de acuerdo con su línea ideológica. Por ejemplo, en uno de los debates sobre la paz piden que no intervengan sólo ONG, sino también personas que tengan o hayan tenido responsabilidades de gobierno. "¿No habíamos quedado que el Fòrum era un camino de en medio entre Porto Alegre y Davos?", comentó a este diario una fuente del PP.En cualquier caso, no parece que la sangre tenga que llegar al río. Otros asistentes a las reuniones consideran que los desencuentros son lógicos, pero que no hay temor a que peligre el acuerdo institucional.

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