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MÚSICA

Música nocturna para ciudades lluviosas

Diego A. Manrique

Todo es más sencillo de lo que parece: el título de El cuaderno de pétalos de elefante deriva del soporte en el que Diego Vasallo acumulaba poemas y dibujos: "Es un cuaderno de la India que compré en 1997: tiene elefantes en la portada y pétalos de flores en sus páginas. Se lo pasé a Suso -nos intercambiamos bocetos de música, discos, libros- y él sugirió que allí había materia para un disco-libro. Inevitablemente, pensamos en la colección de El Europeo, que comenzó precisamente con Animal, un trabajo de Aute producido por Suso. Hablamos con Borja Casani y aceptó. Me dieron permiso en mi discográfica, DRO, y con un presupuesto muy ajustado lo grabamos".

Suso Saiz explica que "yo llevaba pregrabados electrónicos desde casa, que sumaba al grupo tocando en el estudio: los dos más el guitarrista David Gwynn, el pianista Joserra Semperena y, ocasionalmente, la cantante Ana Laan y el trompetista Mathew Simon. Cada vez estamos más enamorados de grabar con todos tocando a la vez. La peor herencia de los ochenta es ese modo de producción que reparte una batería entre 15 pistas, cada una tratada como un instrumento. Un horror: atenta contra la energía, el espíritu, la musicalidad, el sentimiento. Y se ha contagiado incluso a los músicos clásicos, que ahora construyen sus discos tomando fragmentos de 20 tomas". Diego asiente: "La tecnología te ofrece tantas posibilidades que son muchísimos los artistas que se pierden en esa jungla".

Diego, estrella del pop en

tiempos de Duncan Dhu, reivindica la libertad personal para embarcarse en proyectos no destinados a las listas de ventas: "Es muy saludable trabajar en un disco sin pensar en hacer un single, un tema para las radio-fórmulas. De hecho, en buena parte de El cuaderno de pétalos de elefante hemos prescindido incluso del formato de canción: son textos musicados que no llegan a ser poemas. Asumo la definición de que es un disco triste y oscuro, pero también hay piezas muy epicúreas, descripciones de momentos de placer".

Tienen la idea de presentarlo en directo pero Vasallo avisa que Saiz es un hombre muy ocupado. "Hombre, no tanto. Lo que pasa es que puedes dedicarte cuatro meses a componer una banda sonora y -acaba de pasarme- es rechazada por no sé sabe muy bien qué investigaciones de mercado. Últimamente he producido al brasileño Leo Minax y el disco de Joserra Semperena, donde también canta Diego. Y me arranco ahora con el próximo disco de Los Piratas".

Desde los tiempos de la Orquesta de las Nubes, Suso ha estado implicado en muchos proyectos que se materializan en disco... o no. Repasemos lo más reciente: "Hicimos un homenaje a Miles Davis con Danny Thompson, Trevor Morais, Tino di Geraldo y otros amigos. Está Electropsychedelic Film Music Remix, versiones de temas del cine donde toco guitarra eléctrica con un acordeonista. Tengo muchas cosas almacenadas en casa, pero la industria no me financia esos experimentos. Ya se sabe, el rictus del honesto es la pobreza. ¿Algo que vaya a salir en disco? Vamos a reactivar lo de Lliso, el grupo que surgió de Esclarecidos. Sólo hicimos cuatro conciertos, pero hay muchas grabaciones inéditas o dispersas".

Se rebela Diego contra esa

descripción de Suso como un músico-productor todoterreno: "Eso le retrata como una especie de funcionario que se adecua a cada género. Pero Suso toca muchos vértices de la creación y siempre está dentro de lo que toca, por encima de los géneros". Asiente Suso: "Lo que pretendo es ser honesto. Es decir, que soy yo mismo, lo mismo escribiendo para una orquesta sinfónica que acompañando a Diego con la guitarra. Procuro evitar caer en los posibles tics que, inevitablemente, me acompañan. Cuando trabajo con alguien, entramos los dos en un proceso de catarsis, esa limpieza de fantasmas que supone crear libremente. Una de mis ideas básicas es la de hacer discos coherentes, no contenedores de canciones: no puedo entender que me pidan hacer un single para las radios".

Ambos se reconocen seres atípicos dentro de la industria musical. Diego divide su tiempo entre San Sebastián y Madrid, sin hacer gran vida social. Suso es un modelo de músico discreto: "He estado en pisos donde los vecinos nunca supieron que era músico. Ahora mismo, vivo al lado de Fernando Trueba y ¡arma unos escándalos terribles con sus amigos del jazz latino! Y resulta que yo no soy muy sensible respecto a lo caribeño".

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