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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Rehenes de la democracia

Desde que empezaron los problemas laborales de los músicos y personal administrativo de la Orquesta Sinfónica de Sevilla y desde el justo instante en que deciden en asamblea adoptar la huelga como medida de presión, leyendo lo que se está escribiendo estoy dudando de que este régimen en el que vivimos sea una auténtica democracia.

Se nos llena la boca diciendo que somos un país democrático, con una Constitución, con unos derechos adquiridos pero... ¡ay de aquel que decida hacer uso de su derecho a la huelga!

Todo está bien salvo cuando 'esa huelga' me afecta a mí en mayor o menor medida. Que la hagan los astilleros, total, a mí plin; que la hagan los pilotos de aviones, pero cuando yo no viaje; que la hagan los maestros, pero eso sí, ¡en domingo! ¡A ver qué hago yo con los niños!; que la haga el personal sanitario, pero cuando yo no tenga que ir al hospital; que la hagan los músicos de la orquesta... ¿los músicos? No, que desprestigian a la ciudad. ¿Qué va a pensar el resto del mundo de nosotros, no será que tememos que quede patente nuestra incapacidad de dialogar y de gestionar cuando las cosas van mal?

Que no me dejen sin ópera. Con lo que viste ir a la ópera y lo bien que se queda ante el mundo... Poco pueblo va a la ópera. Yo sigo confiando en el pueblo, que apoya a su orquesta por encima de todas las cosas, y que asiste a sus conciertos, y que está aprendiendo a escuchar música y a disfrutar de ella. ¿Por qué se empeñan en poner a Sevilla en contra de su orquesta? Es la huelga. ¡Bendito derecho a la huelga! Quisiera saber yo en qué huelga no hay perjudicados. Cierto es que es la última medida de presión que se debe tomar. Pero, ¿me pueden decir, en 10 años, cuántas huelgas ha hecho la Sinfónica?

Han tachado a los músicos de irresponsables, de culpables de una catástrofe sin precedentes: El desprestigio, el famoso desprestigio de la ciudad. ¿En qué país democrático se considera un desprestigio ejercer un derecho fundamental como el de la huelga? Más irresponsables me han parecido a mí aquellos que han escrito que aguantaditos, sin protestar, tenían que estar los músicos rusos, croatas y alguno más, que tan mal vivían en sus países y que aquí viven como señores. Ya, por eso, no tienen derecho a protestar, tienen que callar, como en una dictadura cualquiera. La mayoría de ellos fueron buscados en su país de origen para que formaran parte de nuestra orquesta por su gran calidad. Y ahora, en cuestión de derechos, los tratamos como ciudadanos de segunda.

No creo que le haya hecho ningún favor el señor Castro a la orquesta al no buscar otra que la pudiera sustituir. La huelga estaba anunciada desde el 25 de septiembre, tiempo suficiente para ensayar y hacer un Otello digno y haber respetado la decisión de los trabajadores.

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