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Los Gure Artea reconocen a tres artistas comprometidos con la realidad

La sala Rekalde de Bilbao expone sus obras y las de los 20 finalistas

José Ramón Amondarain (San Sebastián, 1964), Jon Mikel Euba (Bilbao (1967) y Pepo Salazar (Vitoria, 1972) son los tres artistas vascos galardonados con los premios Gure Artea 2002. Sus obras, en línea pictórica, vídeo y fotografía, respectivamente, se exponen desde ayer y hasta el 8 de diciembre próximo en la sala Rekalde de Bilbao (Alameda de Rekalde, 30) de Bilbao junto a la de los finalistas, 20 creadores vascos contemporáneos.

Los trabajos de los tres artistas premiados tienen en común el estar muy pegados a la realidad; las obras de dos de ellos, además, reflejan la realidad del País Vasco. 'No tengo conciencia de artista político, aunque sí es cierto que me interesa crear un arte que sea real. Idológicamente, me interesa reivindicar la ambigüedad', indicó ayer Jon Mikel Euba, que ha visto premiada su vídeo-instalación K. Y. D. (Kill 'em all). 'La ambigüedad de este trabajo está en las múltiples interpretaciones que ofrece según dónde se muestre', señaló. Así, los jóvenes tirados por el suelo, muertos en apariencia, junto a los restos de un coche, pueden parecer drogados o asesinados, pueden ser etarras o víctimas, según quién y dónde se vea.

Euba es un artista con una larga y reconocida carrera profesional. Ha protagonizado numerosas exposiciones colectivas e individuales en todo el mundo y su obra está representada en varios fondos de arte. Euba quiso hacer notar ayer la 'ausencia de mujeres' entre los galardonados, algo que, aseguró, le sorprendió mucho cuando le notificaron los nombres de los tres ganadores del Gure Artea.

La fotografía de Pepo Salazar, Sarabande, tiene una clara implicación política y un valor documental. Se trata de una vista de la discoteca Universal de la localidad navarra de Lakuntza destrozada por ETA con 30 kilos de dinamita el 28 de septiembre de 2001. 'Estoy a favor de utilizar las posibilidades de la cultura y del arte para intervenir en los ámbitos políticos y sociales', aseguró Pepo Salazar. 'Hay gente que cree que la cultura puede llegar a significar una amenaza', apuntó. Para él, sin embargo, 'ser artista es una actitud política en sí misma'.

En cuanto a la técnica, la calidad fotográfica se encuentra en detrimento de la función documental de la imagen. 'He intentado hacer la fotografía de un paparazzi', señaló Salazar. 'Este trabajo está muy centrado en la situación política que vive el artista', dijo Javier San Martín, presidente del jurado, en la sala Rekalde de Bilbao.

Alfombra pictórica

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La tercera pieza premiada por el jurado de los Gure Artea 2002 se titula Cercanorexia, y es un acrílico del donostiarra Amondarain, un artista que se mueve en el terreno de la pintura pero que está en constante conflicto con él. Así, Amondarain se cuestiona los límites de un cuadro y pretende no constreñirse al marco convencional. Cercanorexia ahonda en esta idea y su aspecto, aunque pictórico, es el de una moqueta de colores en el suelo.

Los Gure Artea están dotados con 12.020 euros para cada uno de los tres artistas ganadores. La muestra inaugurada ayer viajará por distintos lugares de España en 2003 para dar a conocer el arte contemporáneo vasco dentro y fuera de Euskadi.

Javier San Martín resaltó de entre las 107 obras recibidas el aumento de los trabajos que reflejan la actualidad política, la 'franca minoría' de piezas en pintura y escultura, y el ascenso de los soportes electrónicos, las obras en la Red o la fotografía. El presidente del jurado destacó también de las obras premiadas su caracter 'eminentemente urbano'.

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