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Crónica:PREGUNTAS CON RESPUESTA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Hasta que la muerte los separe

Los obispos -ay- no han leído a Pablo Neruda: 'Sabré acariciar las nuevas flores / porque tú me enseñaste la ternura'. Nadie les ha enseñado que la ternura no es golpe, ni sangre. Y tampoco saben que las únicas heridas entre un hombre y una mujer sólo pueden tener 'la forma de su boca'. Ayer en la sesión de preguntas, en la Asamblea de Vallecas, María Luisa Sánchez Peral (IU) trajo las desgraciadas declaraciones de monseñor Asenjo, portavoz de la Conferencia Episcopal que defiende que los malos tratos no han de ser causa de disolución del matrimonio. Sí lo es -parece- para la Santa Iglesia el deseo y la burla de una folclórica de casarse -una y mil veces- entre olor a incienso, el dinero al abogado hábil, la niña maleducada que quiere volver a vestirse de blanco.

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Y el presidente Alberto Ruiz-Gallardón se puso al lado de la mujer maltratada, defendió la Constitución, recordó que éste es un país laico y lamentó no tener capacidad para poder cambiar el derecho canónico que -a la vista está- nada tiene que ver con los derechos humanos. Exigió Ruiz-Gallardón que la Iglesia respete la Constitución. Respete las leyes y considere, como hace la legislación, que los malos tratos son causa más que suficiente para disolver un matrimonio. Qué triste que la Iglesia prefiera que sea la muerte lo que separe a una pareja.

Pero no todo fue por derroteros tan amargos. Franco González, de IU, tuvo ayer una intervención que arrancó las carcajadas de todo el hemiciclo. Su afán de hacer ameno el debate cuando preguntaba a la consejera de Las Artes, Alicia Moreno, sobre las dotaciones de los recursos del Área de Arqueología, le llevó a un largo circunloquio, hasta que el presidente de la Cámara, Jesús Pedroche, hubo de interrumpirle: 'Al grano, vaya al grano, que no sé que tiene que ver eso con su pregunta'. 'Bueno, señor presidente, es que ya sabe usted que siempre es bueno hacer alguna pequeña introducción', se justificó su señoría. Lo malo es que hay introducciones que son toda una tesis.

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