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El 'fracaso' del lanzamiento electoral de Ortega y la mala imagen del PA alerta a sus dirigentes

Los andalucistas suben el índice de rechazo en los sondeos y pierden su tradicional simpatía

En el seno del Partido Andalucista preocupa seriamente la mala imagen que está proyectando al electorado. Los sondeos que se manejan en los medios políticos señalan un estancamiento a la baja de la estimación de voto (6,84%) en las zonas donde en 2000 tenía mayor influencia (8,25%), y lo que es peor, la subida del índice de rechazo, un parámetro en el que el PA había salido siempre airoso por el alto grado de simpatía. La operación para promocionar a su candidato en las elecciones de 2004, Antonio Ortega -quien saltó de Relaciones Institucionales a Turismo-, no ha dado resultado y ha servido, sin embargo, para que la oposición enfile el talón de Aquiles andalucista: la acusación de 'mercantilistas'.

En febrero pasado el PA se atrevió a dar un paso muy arriesgado para popularizar a Antonio Ortega como nuevo cartel electoral, tras la brusca salida del partido del anterior, Pedro Pacheco. Forzó la dimisión del entonces consejero de Turismo y Deportes, José Hurtado, y Ortega, que era titular de Relaciones Institucionales, asumió sin más la cartera de su compañero. La explicación fue sencilla: se trataba de colocar al líder en el cargo más relevante para alcanzar una mayor proyección social.

El pasado jueves, sólo siete meses después de la operación, Ortega se salvó a duras penas de la reprobación del Parlamento andaluz, pero no logró sustraerse a un juicio político en toda regla que rozó el escarnio colectivo. Un 'patinazo' verbal, en palabras del propio Ortega -declaró a una revista: 'Casi sería preferible dos casos de corrupción al año que una administración lenta'-, y la sorprendente falta de reflejos de él y de su partido para pasar página a toda velocidad, le han colocado en una situación verdaderamente embarazosa.

Con este último episodio, en el seno del PA se ha instalado ya la sensación de que la estrategia ha sido un 'fracaso'. Aunque no sólo por el espectáculo que se vio días atrás en la Cámara: los indicadores de que el partido está proyectando una mala imagen son conocidos desde hace tiempo. La marca PA, según las encuestas más recientes, ha perdido su simpatía. Antes aparecía como un partido que no suscitaba especial entusiasmo, pero tampoco rechazo: su papel era el de comodín, la segunda opción en la lista de preferencia de los electores. Ahora el índice de rechazo ha subido y, por ejemplo, en Sevilla, dice uno de los sondeos, es el segundo más alto. El grado de conocimiento de Ortega es del 25% en esta ciudad, apunta la misma encuesta, pese a que el también secretario general se ha presentado siempre a las autonómicas por la circunscripción sevillana.

Un alto dirigente andalucista se muestra convencido de que la idea de que Ortega ampliara popularidad en Turismo era buena, y que el problema ha sido su desarrollo. 'Arrancó mal porque se presentó equivocadamente y luego le siguió una cadena de traspiés, como las declaraciones que suele hacer Antonio', reflexiona. Para este miembro del PA la impronta 'mercantilista y clientelar' que refleja su partido no es únicamente consecuencia de errores propios, también obedece a la 'brillante campaña' para estigmatizar al PA de PP e IU en Sevilla. 'Frases como la de Ortega sobre la corrupción, evidentemente, contribuyen a reforzar esta imagen. Todo el mundo sabe que el equipo que rodea al consejero es mediocre, pero el billetero de conflictos internos en el PA está agotado y no podemos permitirnos ni uno más', añade otro andalucista, quien insiste en que, en cualquier caso, el futuro del Partido Andalucista, va a depender en mayor medida de variables externas.

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La dirección del partido admite que el PA tiene serias dificultades para despegar. 'Cuando el PP se equivoca, y lo esta haciendo clamorosamente, los únicos que nos preocupamos somos nosotros, ya que podemos dejar de ser necesarios si el PSOE alcanza mayoría absoluta', comenta con humor uno de los máximos estrategas de la formación. Este dirigente reconoce que el PA no ha sabido administrar bien el papel de bisagra al estilo que jugó CiU en la última etapa de Felipe González y la primera de José María Aznar, y que esta vocación se ha traducido, a la postre, como puro oportunismo, el simple ofrecimiento al mejor postor. Las sucesivas campañas de distanciamiento posteriores tampoco tuvieron el efecto deseado y ahora la operación Turismo ofrece seria dudas.

Un dato: el logotipo de la campaña Andalucía sólo hay una, en vigor desde hace varios años -y a la que Ortega colocó el apéndice de la La tuya, por guardar relación con el lema del PA - lo identifica un 5% de los preguntados en una encuesta de Turismo. El consejero de Relaciones Institucionales, Juan Ortega Pérez, dijo cuando el otro Ortega asumió Turismo: 'Como no funcione, la cosa puede ir mal'.

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