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Bruselas suavizó el Pacto de Estabilidad para evitar el bloqueo del Ecofin

La propuesta ha levantado las iras de varios socios 'cumplidores', encabezados por España

Carlos Yárnoz

La propuesta del comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Pedro Solbes, de suavizar el Pacto de Estabilidad, prorrogando dos años el plazo para que Alemania, Italia y Francia alcancen el déficit cero, tenía como motivo último evitar que los tres países más grandes de la Unión hubieran sido sancionados, con el consiguiente bloqueo del Consejo de Ministros de Finanzas de la UE (Ecofin) y de la zona euro (Eurogrupo).

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Pedro Solbes acaba de abrir esta semana la caja de los truenos. En un último intento por salvar el corazón del Pacto de Estabilidad (lograr el equilibrio presupuestario y no sobrepasar en ningún caso un déficit del 3% del PIB), ha propuesto prorrogar a 2006, en lugar de 2004, el límite para que Alemania, Francia, Italia y Portugal se acerquen al déficit cero. De no hacerlo, los tres primeros países, que representan el 62% del PIB de la eurozona, hubieran acabado expedientados por la Comisión con el consiguiente bloqueo del Ecofin y del Eurogrupo. Pero el plan ha levantado airadas protestas de los demás socios, y sobre todo de España.

Fuentes próximas al comisario español reconocen que el objetivo último de su propuesta, presentada el pasado martes en la Comisión con el aval del presidente Romano Prodi, ha sido evitar ese bloqueo. Añaden que sólo había dos alternativas. La primera hubiera consistido en 'ganar tiempo' frente a los zarandeos que sufría el Pacto de Estabilidad por parte de los países que se habían alejado de su cumplimiento.

En ese primer escenario, Portugal sufriría, como ya lo ha hecho, la apertura del procedimiento por déficit excesivo una vez comprobado que su déficit en 2001 fue del 4,1%, más de un punto por encima del sagrado límite fijado en el pacto. Este mismo otoño, además, la Comisión tendría que lanzar procedimientos de alerta previa contra Francia, y seguramente contra Alemania e Italia. En esas condiciones, sería casi imposible que el Ecofin y el Eurogrupo actuaran con normalidad, a no ser que los grandes hubieran impuesto, como se temía, la definitiva liquidación del pacto en sus actuales términos.

Por eso, Solbes, que consultó previamente su plan con el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), optó por ampliar el plazo en dos años, a la vez que exigía un compromiso a esos cuatro países rezagados de cumplir estrictamente los dos objetivos centrales del pacto y de reducir al menos en un 0,5% anual sus desequilibrios presupuestarios.

Las claves más inmediatas de lo ocurrido se remontan a las cumbres de Barcelona (marzo pasado) y Sevilla (junio). En Barcelona, los líderes europeos pactaron lograr ese equilibrio presupuestario en 2004. En junio, Francia lo condicionó a tener en estos años un crecimiento del 3%, cláusula a la que se sumó a última hora Alemania, según ha reconocido esta misma semana la Comisión.

Advertencia francesa

Pero ya antes de vacaciones, Francia admitió que su déficit en 2001 había sido del 2,6% del PIB, y no del 1,4% como había dicho inicialmente. También este año prevé acabar en el 2,6%. Alemania anuncia que llegará hasta el umbral del 2,9% este año.Mientras, Italia registrará este año un 1,8% y su enorme deuda pública (110%) hace presagiar lo peor para el inmediato futuro.Por si fuera poco, en agosto llegaron a Bruselas los primeros datos reveladores de que el crecimiento europeo para 2002 y 2003 será muy inferior al previsto. En el Ecofin de principios de mes de Copenhague, Solbes ya anunció que la eurozona 'difícilmente' crecerá en 2002 'por encima del 1%', cuando lo previsto era el 1,4%, y que en 2003 no se llegará al 3% anunciado hace meses.

En los últimos días, Italia revela que este año ingresará mucho menos que lo que creía. Francia reafirma que cumplirá sus promesas electorales y que bajará impuestos a la vez que aumentará gastos en Defensa e Interior. Incluso su ministro de Finanzas, Francis Mer, dice públicamente que ni siquiera equilibrará gastos e ingresos en 2006 a no ser que crezca a un ritmo anual del 2,5%.

Ante tal panorama, y con semejante desajuste entre situaciones presupuestarias y previsiones de crecimiento, comenzaron las maniobras. Mer se puso en contacto con su colega italiano, Giulio Tremonti, para una campaña que provocara el cambio en profundidad del pacto. En Bruselas, los comisarios Pascal Lamy, francés, y Mario Monti, italiano, se decantaban por una 'revisión en profundidad' del mismo.

La semana pasada, Solbes optó también por entrar en acción. No sólo consultó al BCE y al FMI, sino que debatió el problema con otros comisarios y con los ministros de Finanzas de los principales países para comprobar que contaba con apoyos suficientes. El último en darle luz verde el pasado martes fue el ministro alemán de Finanzas, Hans Eichel. Dos horas más tarde, presentó su propuesta al colegio de comisarios. Los mercados reaccionaron al alza, pero entre los Gobiernos y en la propia Comisión se desató la guerra.

Los cuatro beneficiados saludaron la iniciativa, aunque las citadas declaraciones de Mer le han valido la velada amenaza de Solbes de lanzar el procedimiento de alerta previa contra Francia. Con tal gesto, según los colaboradores de Solbes, Mer demostró que su intención es cargarse el pacto.

En el bando de los países cumplidores que ya están próximos o han logrado el equilibrio presupuestario ('los virtuosos' son llamados en Bruselas), el español Rodrigo Rato se apresuró a calificar de 'errónea' la propuesta de Solbes, de quien se desmarcó incluso su colega Loyola de Palacio al declarar que el comisario había presentado su plan y que la Comisión 'sencillamente tomó nota' sin acordar nada al respecto. Holanda y Austria, y en menor medida Finlandia e Irlanda, se han alineado con Rato.

La siguiente etapa tendrá lugar en Luxemburgo, donde el 7 y 8 de octubre se reunirán el Eurogrupo y el Ecofin. Alemania, el inventor del pacto en 1997 para sujetar y controlar a los poco fiables socios del Sur que han sido más cumplidores que el capataz, tiene junto con Solbes las armas para convencer al resto. Si no lo consiguen, el Pacto de Estabilidad pasará a mejor vida.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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