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50º FESTIVAL DE CINE DE SAN SEBASTIÁN

'A la Iglesia le ha salido mal la jugada'

El mexicano Carlos Carrera asegura que las presiones han logrado promocionar el filme

Rocío García

Con 40 años y su quinto largometraje, Carlos Carrera ha escandalizado a la Iglesia mexicana con El crimen del padre Amaro, un filme basado en la novela del siglo XIX de Eça de Queiroz, que indaga en las relaciones entre el poder y la Iglesia, y trata abiertamente del celibato sacerdotal.

'A la Iglesia le salió mal la jugada', asegura con satisfacción este joven director mexicano, que recuerda que su filme ya se ha convertido en el más taquillero de la historia de México (cerca de cinco millones de espectadores) y ha soportado las presiones valiéndose de algo muy sencillo: la evidencia. 'Han hecho una campaña tan torpe', dice Carrera, refiriéndose a los poderes eclesiásticos, 'que lo que han logrado es una promoción tremenda para la película'. El realizador niega que haya tenido ninguna intención de atacar la religión católica, aunque sí las relaciones de poder dentro de la Iglesia.

Sancho Gracia rinde en la película un sencillo y emotivo homenaje a Paco Rabal
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Llega de México el escándalo del padre Amaro

El crimen del padre Amaro, protagonizada por Gael García Bernal, Sancho Gracia y Ana Claudia Talancón, narra la llegada de un joven sacerdote a un pequeño y aislado pueblo mexicano, donde conoce el amor y las relaciones de sus compañeros con los narcotraficantes y la guerrilla.

'La Iglesia se sintió con derecho a exigir la retirada de la película, pero les salió mal, deben estar muy molestos. Mi teoría es que, después de las manifestaciones abiertamente católicas del presidente Fox, se sintieron muy seguros y quisieron superar la injerencia que siempre han tenido en asuntos como la educación y la cultura para convertirse directamente en censores. Afortunadamente, el Gobierno sigue respetando las leyes, al menos en cuanto a censura se refiere, y todo lo que trataron de hacer les salió mal', añadió Carrera, para quien la autonomía del cine es lo que ha salvado su película de la censura. 'En televisión lo habrían conseguido. De hecho, hay un antecedente de hace un par de años con una telenovela que salió de antena, porque los poderes de la Iglesia convencieron a los anunciantes para retirar la publicidad. Los exhibidores de salas en México han sabido aguantar las presiones, el público quería ver la película'.

Para Carrera, las razones hay que buscarlas en que la Iglesia tiende a regirse por normas distintas a la convivencia social. Y recuerda los casos de abusos sexuales a menores en Estados Unidos, donde la Iglesia pretendió que los sacerdotes implicados no fueran juzgados por las leyes civiles. 'Yo no esperaba este escándalo. Me imaginaba que se iban a molestar, pero no creía que llegarían a tratar de prohibir una película, no a estas alturas de 2002'.

Fue la vigencia de lo narrado por Eça de Queiroz en el Portugal del siglo XIX y su similitud con la situación actual en México lo que llevó a Carrera a llevar al cine esta obra. 'Lo que más me interesaba resaltar de la novela fue el tema de la hipocresía, de la incongruencia entre lo que uno piensa y lo que uno hace, los intentos de cubrir la verdad, de vivir de las apariencias'. El filme, que habla abiertamente de los pagos de dinero de los narcotraficantes a la Iglesia para blanquear sus ganancias, retrata, según su director, una situación real que se vive en su país.

Carrera pensó desde un principio en Gael García Bernal para el personaje del padre Amaro, por la combinación de inocencia y perversidad que puede ofrecer el actor mexicano. Sin embargo, a Sancho Gracia su papel le viene de herencia, aunque sea triste. Gracia sustituyó en la película a Francisco Rabal, a quien estaba destinado en un principio el personaje del padre Benito. 'Es un papel redondo, el padre Benito tiene la picardía de un cura y al mismo tiempo es un individuo muy tierno. En el fondo es un ingenuo, que sabe que recibe enormes limosnas del narcotráfico pero que lo justifica porque luego lo utiliza para obras sociales'.

A Sancho Gracia se le ve espléndido y poderoso, recuperado ya de una grave enfermedad. Siente haber heredado el papel de su gran amigo Paco Rabal, a quien también ha sustituido en otra película que ha rodado a las órdenes de Benito Rabal, pero le ha rendido un sencillo y emotivo homenaje en El crimen del padre Amaro. 'En un momento dado, digo que soy cura murciano. Por él'.

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