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Reportaje:LA ALCAZABA DE LA ALHAMBRA

Secretos nazaríes

El Camino de Ronda y la Puerta de las Armas eran en el siglo XIV el acceso más directo a la Alhambra para los habitantes de la Granada de esa época. Estos importantes componentes urbanísticos que comunicaban la ciudad árabe con la Alcazaba han permanecido durante mucho tiempo cerrados a la circulación y a la contemplación de los visitantes del monumento nazarí. Pero durante este agosto es posible descubrir estos espacios tan transitados en otro tiempo, pues, si bien no se haN recuperado su anterior función de vía de entrada, el Patronato de la Alhambra los ha abierto al público por unos días dentro de su ciclo Los espacios del mes, que pretende sacar a la luz partes de la Alhambra más desconocida.

La Alcazaba es el recinto ubicado en la zona más estratégica de la colina de La Sabika y que, separada de los palacios de la Alhambra, tenía una función esencialmente defensiva. Pero no es sólo una fortaleza con dominio estratégico de todas las tierras de alrededor. En su interior vivía el ejército y por tanto allí se levantó un barrio habitable en el que se encuentran elementos urbanos como el aljibe o los baños.

La apertura este mes de la Puerta de las Armas y del Camino de Ronda tiene como principal objetivo, según el Patronato de la Alhambra, demostrar que estos elementos que contribuían a la defensa de la Alcazaba eran algo más que construcciones con fines militares.

El Camino de Ronda es un gran foso, a tramos descubierto y en otros subterráneo, que recorre todo el perímetro de la Alcazaba junto a su muralla. Su evidente carácter defensivo en caso de un asalto era compatible con la función urbanística, pues se convirtió en la principal calle que daba acceso a la Alhambra y que comunicaba las distintas zonas de la fortaleza.

A partir del aljibe situado cerca de la Torre de la Vela y rodeando las caballerizas, el Camino de Ronda conduce hasta la Puerta de las Armas, uno de las cuatro entradas de la Alhambra, aunque la única que conectaba directamente el recinto palatino con la ciudad. Esta construcción de finales del siglo XIII se asemeja a la Puerta de la Justicia. Ambas tienen en común su gran monumentalidad que se debe, no sólo al valor defensivo que debían tener las puertas, sino también al aporte simbólico que la cultura árabe les proporcionaba.

El arco de herradura apuntado de la fachada que mira hacia la ciudad es el preámbulo de una complicada puerta con doble recodo. El trazado sinuoso era propio de los accesos a la Alhambra, pero sólo en ésta y en la Puerta de la Justicia se duplicaba este recurso defensivo que es símbolo de grandeza. La disposición de la puerta permitía a los vigilantes situados en la muralla controlar en un espacio de 90 metros a las personas que accedían desde el primer al segundo control, donde se ubica la Torre Tahona.

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Una vez pasada esta complicada puerta, donde se observan toda clase de bóvedas, se accede a la Plaza de Armas. Los aposentos de soldados, los aljibes o las mazmorras de la Alcazaba eran paso obligado de los visitantes de la época para llegar al zoco y al recinto de los palacios.

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