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Crónica:FERIA DE HUELVA | LA LIDIA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Los 'ferrari' de Don Celestino

El aficionado es siempre respetuoso ante una corrida de Cuadri, más todavía, si se produce el reencuentro de la ganadería con la capital de su provincia, favorecido por la conjunción astral del centenario de la plaza de la Merced. El aficionado se arregla como un domingo de misa mayor, cuando llega al coso se da cuenta de los pocos aficionados que son, empezando porque ya nadie se arregla para la misa mayor.

Los cuadri respondieron: en todo momento fueron toros, un poco blandos, siempre nobles, sin permitir distracciones a la torería, que hubo de comportarse con respeto. Deme siempre toros de esos, como los viejos Ferrari. Díscolos al entrar en las curvas, tal vez sin redondear, pero que producen la auténtica emoción y piden el carné.

Cuadri / Liria, Padilla, Barroso

Toros de Hijos de Don Celestino Cuadri, bien presentados, algo flojos, nobles, muy bravo el 5º. Pepín Liria: oreja; oreja. Juan José Padilla: ovación; oreja y dos vueltas. Francisco Barroso: oreja; ovación. Plaza de la Merced. 1 de agosto. 1ª de abono. Menos de media entrada.

El primero tomó un puyazo. Llegó a la muleta con una dócil embestida por el pitón derecho y Pepín lo hizo todo bien, a no ser que, exigentes, nos fijásemos en que aligeraba la suerte y empleaba el pico, eso sí, con notable temple, cargando de dramatismo lo que debía haber cargado de toreo.

En el cuarto, un toro tardo, poco picado, que hizo correr a los banderilleros, tuvo una actuación de mayor nivel, convertido en algo así como el Manzanares de los pobres. Dio una lección de dinámica taurina sin entrar nunca en combate, apoyándose en el temple para vivir fuera de cacho.

El quinto salió con trapío y un cierto enfado, atrevimiento que pagó en una larguísima vara. Cuando comenzó la labor de muleta, parecía que el toro iba a tomar la pizarra para determinar el punto en que pensaba tropezar al torero, pero prevaleció el lado bueno y se dejó pegar una pléyade de muletazos. El segundo, sin definir en varas, aguantó toda una suerte de gritos y de pases sin ton ni son. Francisco Barroso, demasiado nuevo para ejercicio tan duro demostró un enorme valor y unas grandes ganas. Demasiado inhumano el sino de los modestos.

Francisco Barroso con el tercer toro.
Francisco Barroso con el tercer toro.LOGAN

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