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ESCALADA EN EL CONFLICTO HISPANO-MARROQUÍ

Rabat hace oídos sordos a la llamada de Madrid y opta por una campaña internacional

Aznar envía a Exteriores a un hombre de confianza para dirigir la política hacia Marruecos

La vía diplomática para resolver el conflicto de Perejil quedó ayer bloqueada. La ministra de Exteriores, Ana Palacio, no pudo establecer contacto con su homólogo marroquí, Mohamed Benaissa, y no hubo contactos bilaterales a otros niveles. Benaissa afirmó que no habrá diálogo mientras la Legión no se retire de Perejil, pero Madrid sigue pidiendo garantías de que Marruecos no volverá a ocupar el islote. Rabat anunció una campaña internacional para difundir sus argumentos. Esta opción compromete el interés español de retirarse cuanto antes para evitar polémicas en torno a la ocupación de Perejil.

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El proyecto de atraer la atención internacional sobre las razones de Marruecos en sus contenciosos territoriales con España, presumible objetivo del desembarco marroquí en Perejil, el pasado 11 de julio, fue confirmada ayer por el primer ministro Abderramán Yusufi, que, en su primera declaración sobre el conflicto actual, dijo que su Gobierno, 'siguiendo las orientaciones del rey Mohamed VI', ha decidido hacer todo lo posible, 'especialmente ante las instituciones internacionales, para explicar este caso'.

Añadió el primer ministro que España 'se ha aprovechado de la ignorancia de este asunto en ciertas instituciones', refiriéndose a la UE y la OTAN, que han respaldado en un principio los planteamientos españoles, y aseguró que su Gobierno piensa 'aclarar ante la opinión pública internacional' los argumentos con los que sostiene 'su derecho legítimo sobre sus territorios'. De hecho, Benaissa dará hoy una conferencia de prensa en París con ese objetivo. La invitación a la prensa internacional cursada por las autoridades marroquíes para visitar Perejil el pasado miércoles fue un motivo que Ana Palacio destacó para explicar la incursión española.

Yussufi, que habló ayer en El Aaiun, capital del Sáhara y del contencioso en que Marruecos centra sus presiones políticas para que España apoye sus tesis frente a Argelia, como hacen Francia y EE UU, no respondió, en cambio, a los reiterados llamamientos que hicieron ayer la ministra española y el vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, para que Mohemed VI en persona o al menos el Ejecutivo marroquí garanticen que el statu quo será mantenido si se retiran los españoles.

El presidente José María Aznar anunció en Madrid que ha dado 'instrucciones de mantener todos los contactos que sean necesarios' a fin de acordar esa garantía y sacar a la Legión de Perejil. Pero los contactos se hacen esperar. Según fuentes diplomáticas, Palacio, que charló por última vez con Benaissa a las nueve de la mañana del miércoles, sólo habló ayer de este asunto con su homólogo alemán, Joska Fisher, que le telefoneó para recomendarle una solución negociada cuanto antes. Parte de la prensa alemana expresó ayer preocupación por las consecuencias del desembarco en Perejil.

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Aznar decidió personalmente la operación a las 23.43 del pasado martes, aunque dejando a Palacio un margen de negociación que no se cerró definitivamente hasta las 04.30 del miércoles, según confirmó ayer el ministro de Defensa, Federico Trillo. Fuentes estadounidenses descartan que el presidente hablara previamente con George Bush, pero cofirman que Palacio sí conversó con el secretario de Estado, Colin Powell. Las mismas fuentes reconocen que EE UU sigue en contacto con España y Marruecos, aunque consideran que hablar de negociación o mediación carece de sentido.

Prueba de que Aznar quiere mantener bajo control estricto las relaciones con Marruecos es el nombramiento de su asesor en política exterior y amigo personal, Ramón Gil Casares, como secretario de Estado de Exteriores en sustitución de Miquel Nadal, que anunció la semana pasada su intención de dejar el cargo. En medios diplomáticos se daba anoche por segura la designación de Gil Casares, que podría producirse en el Consejo de Ministros de hoy, pese a que Nadal ha sido el interlocutor del secretario de Estado marroquí para Europa, Taieb Fassi Fihri, un hombre muy próximo a Mohamed VI. Gil Casares será probablemente sustituido en Moncloa por el actual director general para Europa, Alberto Carnicero.

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