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Columna
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Un rosario

El sevillano barrio de la Macarena aparece como un distrito puente entre la antigua ciudad intramuros y la explosión de sus nuevos barrios en el siglo XX. Por un lado, da cobijo a una tupida red de emblemáticas calles que han dado sentido a la historia de la ciudad y, especialmente, acoge a la basílica de la Macarena, tótem y marca de la casa de esta villa. En años recientes se dispuso, en una de esas decisiones que honran al poder político, instalar la sede del Parlamento de Andalucía en la magnífica edificación del antiguo Hospital de la Cinco Llagas, justo enfrente de la citada basílica, en el cogollo de ese cruce de comunidades que forma el perímetro norte de Sevilla. San Telmo, en el sector noble de la ciudad, acogiendo a la Presidencia de la Junta, y el Hospital, en la más deprimida zona de Macarena, han colaborado en explicarnos que la democracia es extensión de la política a todos los ciudadanos. Los símbolos en la actividad pública son fundamentales a la hora de comunicarse con los ciudadanos.

¿Qué simbología reside tras el gesto de Javier Arenas visitando la capilla de la Virgen Macarena tras su nombramiento como ministro? Según nos dicen las crónicas, convocó urgentemente a los medios en la puerta de la basílica a fin de que lo vieran entrar para pedir a su virgen que lo favoreciera en su nuevo destino político y, de paso, dar su primera rueda de prensa sevillana. Seguramente en estos momentos, de vuelta ya en Madrid, el ministro de Administraciones Públicas tendrá todas las bendiciones para su nuevo destino público y estará satisfecho por haber ocupado, y de esa manera, otro sábado el espacio en los medios andaluces. No dudo que a la salida de la basílica debió ver la magnífica sede del Parlamento, donde hace bien poco se ha aprobado una propuesta que reclama de nuevo las transferencias que en justicia se deben a Andalucía. Todos los contribuyentes andaluces, creyentes y no creyentes, macarenos y trianeros, deberán confiar ahora en que el nuevo ministro se decida a resolver de una vez el problema de la deuda del Estado con Andalucía. Y si para ello Arenas tiene que rezar un rosario, que lo haga, pero en privado, a fin de simbolizar ante los ciudadanos que una cosa es ser ministro laico por mandato constitucional y otra ser un particular creyente.

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