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Tribuna:ANTE LA HUELGA GENERAL
Tribuna
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Mejor juntos

STEE-EILAS considera que hay motivos sobrados para llamar a la huelga general. La aprobación por medio de un decretazo de las reformas en el sistema de prestaciones por desempleo es una provocación que deja claro cómo entiende el Partido Popular el diálogo. Con estas medidas pretenden no sólo disminuir la cobertura del desempleo o abaratar el despido: las conciben como un arma que obligue a trabajadoras y trabajadores a aceptar puestos de trabajo en las condiciones más deplorables, aumentando el empleo precario. Son un paso más en una política antisocial sostenida durante años que apunta a la liquidación de derechos sociales y del trabajo estable y que se extiende a todos los terrenos: imposición de un sistema educativo fuertemente elitista y segregador, erosión de las libertades... Este panorama, brevemente descrito, nos reafirma en la necesidad de dar una respuesta lo más unitaria y contundente posible a los agresivos planes del PP.

Todos reconocen los efectos negativos de la división sindical sobre la fecha, pero la presentan como inevitable

Que la respuesta a estas políticas llegue a traducirse en Euskal Herria en llamamientos a la huelga general para días diferentes, los días 19 y 20 de junio, debería llevar a una seria reflexión autocrítica del movimiento sindical vasco. Una huelga general, por su propio carácter de llamamiento a toda la población, sólo puede tener éxito sobre mínimas bases de unidad. Una huelga partida en convocatorias diferentes nunca podrá englobar al conjunto de trabajadoras y trabajadores. Se podría llegar al extremo de que en muchos centros de trabajo el debate se centre en una cuestión cargada de simbolismos -la fecha de la huelga-, quedando en segundo plano la denuncia de las políticas antisociales que está imponiendo el Gobierno del partido Popular. Ante esta situación tan negativa, creemos de interés realizar algunas reflexiones:

a) Una vez más, CC OO y UGT han realizado su convocatoria desde Madrid, ignorando la existencia de cualquier otra fuerza sindical. Y ello cuando otros sindicatos cuentan con fuerte representatividad en sus marcos (CIGA en Galicia, las Intersindicales en Cataluña, Canarias o País Valenciano...) o son ampliamente mayoritarios en los mismos, como es el caso de ELA en la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV). Esta actitud sólo puede interpretarse como una nueva demostración de hegemonismo, el ninguneo de realidades nacionales y un desafortunado intento de imponer sus decisiones incluso en marcos, como es el caso de la CAPV, donde son muy minoritarios. A ello hay que sumar la profunda desconfianza que despierta en amplios sectores el tipo de sindicalismo que practican y que, sobre todo en el caso de CCOO, les ha llevado a avalar con su firma medidas tan antisociales como las que ahora ha impuesto el PP.

b) ELA y LAB han optado por pagarles con la misma moneda. El intento de adelantar en Euskal Herria el día de convocatoria, buscando resaltar los perfiles de un sindicalismo más combativo y la fuerte especificidad de la sociedad vasca, sólo sería justificable en el caso de haber posibilidades reales de unificar la convocatoria para dicha fecha. Cuando el resultado práctico es la división, pensamos que hubiera sido mucho más provechoso utilizar la fuerza sindical con la que cuentan para marcar esos mismos perfiles con convocatorias propias, pero sin cuestionar la fecha. Dada la pluralidad y complejidad de la sociedad vasca, hay que recordar, además, que lo que es mayoría en la CAPV se convierte en minoría en Nafarroa, aunque esa minoría agrupe a sectores con fuerte capacidad de movilización.

Cuando aún faltan tres semanas para los días de convocatoria, estamos asistiendo a un diálogo de sordos en el que cada parte invita a la otra a sumarse a su fecha a través de los medios de comunicación. Todo el mundo reconoce los efectos negativos de la división, pero la presentan como inevitable, como si fuera fruto de las leyes de la naturaleza.

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STEE-EILAS no acepta esta situación. La división es fruto de decisiones humanas que son, por tanto, rectificables. Queremos pensar que aún hay tiempo para hacerlo y en ello estamos empeñados.

STEE-EILAS considera que hay motivos sobrados para llamar a la huelga general. La aprobación por medio de un decretazo de las reformas en el sistema de prestaciones por desempleo es una provocación que deja claro cómo entiende el Partido Popular el diálogo. Con estas medidas pretenden no sólo disminuir la cobertura del desempleo o abaratar el despido: las conciben como un arma que obligue a trabajadoras y trabajadores a aceptar puestos de trabajo en las condiciones más deplorables, aumentando el empleo precario. Son un paso más en una política antisocial sostenida durante años que apunta a la liquidación de derechos sociales y del trabajo estable y que se extiende a todos los terrenos: imposición de un sistema educativo fuertemente elitista y segregador, erosión de las libertades... Este panorama, brevemente descrito, nos reafirma en la necesidad de dar una respuesta lo más unitaria y contundente posible a los agresivos planes del PP.

Que la respuesta a estas políticas llegue a traducirse en Euskal Herria en llamamientos a la huelga general para días diferentes, los días 19 y 20 de junio, debería llevar a una seria reflexión autocrítica del movimiento sindical vasco. Una huelga general, por su propio carácter de llamamiento a toda la población, sólo puede tener éxito sobre mínimas bases de unidad. Una huelga partida en convocatorias diferentes nunca podrá englobar al conjunto de trabajadoras y trabajadores. Se podría llegar al extremo de que en muchos centros de trabajo el debate se centre en una cuestión cargada de simbolismos -la fecha de la huelga-, quedando en segundo plano la denuncia de las políticas antisociales que está imponiendo el Gobierno del partido Popular. Ante esta situación tan negativa, creemos de interés realizar algunas reflexiones:

a) Una vez más, CC OO y UGT han realizado su convocatoria desde Madrid, ignorando la existencia de cualquier otra fuerza sindical. Y ello cuando otros sindicatos cuentan con fuerte representatividad en sus marcos (CIGA en Galicia, las Intersindicales en Cataluña, Canarias o País Valenciano...) o son ampliamente mayoritarios en los mismos, como es el caso de ELA en la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV). Esta actitud sólo puede interpretarse como una nueva demostración de hegemonismo, el ninguneo de realidades nacionales y un desafortunado intento de imponer sus decisiones incluso en marcos, como es el caso de la CAPV, donde son muy minoritarios. A ello hay que sumar la profunda desconfianza que despierta en amplios sectores el tipo de sindicalismo que practican y que, sobre todo en el caso de CCOO, les ha llevado a avalar con su firma medidas tan antisociales como las que ahora ha impuesto el PP.

b) ELA y LAB han optado por pagarles con la misma moneda. El intento de adelantar en Euskal Herria el día de convocatoria, buscando resaltar los perfiles de un sindicalismo más combativo y la fuerte especificidad de la sociedad vasca, sólo sería justificable en el caso de haber posibilidades reales de unificar la convocatoria para dicha fecha. Cuando el resultado práctico es la división, pensamos que hubiera sido mucho más provechoso utilizar la fuerza sindical con la que cuentan para marcar esos mismos perfiles con convocatorias propias, pero sin cuestionar la fecha. Dada la pluralidad y complejidad de la sociedad vasca, hay que recordar, además, que lo que es mayoría en la CAPV se convierte en minoría en Nafarroa, aunque esa minoría agrupe a sectores con fuerte capacidad de movilización.

Cuando aún faltan tres semanas para los días de convocatoria, estamos asistiendo a un diálogo de sordos en el que cada parte invita a la otra a sumarse a su fecha a través de los medios de comunicación. Todo el mundo reconoce los efectos negativos de la división, pero la presentan como inevitable, como si fuera fruto de las leyes de la naturaleza.

STEE-EILAS no acepta esta situación. La división es fruto de decisiones humanas que son, por tanto, rectificables. Queremos pensar que aún hay tiempo para hacerlo y en ello estamos empeñados.

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