Un libro recupera el testimonio sobre la quinta columna en Valencia
A partir de noviembre de 1936, en que el Gobierno de la República se trasladó a Valencia ante el asedio que sufría Madrid por los militares sublevados, la ciudad se convirtió en un hormiguero de espías internacionales y, sobre todo, nacionales. La llamada quinta columna, según explica Benjamín Lajo en la presentación de libro Sombras de la retaguardia, que comparte edición con el profesor de Historia Social Javier Paniagua, estuvo formada por 'un ejército de soldados de las sombras'. Esta organización, perfectamente estructurada, se nutrió de miembros de los grupos que apoyaron la rebelión militar y su misión fue suministrar información al enemigo y dificultar al máximo el funcionamiento de la República. Su implantación se incrementó en Valencia a medida que se intensificaba la sensación de la inminente derrota republicana.
El libro, perteneciente a la colección de Historia Social del Centro Francisco Tomás y Valiente de la UNED, rescata los testimonios de funcionarios de la Diputación de Valencia -desde los administrativos al personal sanitario del Hospital Provincial- que tras la contienda fueron sometidos a interrogatorio para depurar responsabilidades. Según destaca Paniagua en el estudio preliminar, tanto el Comité Popular republicano como el Consejo Provincial franquista dispusieron de los mismos funcionarios de la Diputación de Valencia, que contaban con una cierta preparación y por ello resultaban necesarias para cualquier administración. Estos documentos aportados por Lajo demuestran que muchos de estos funcionarios formaron parte de los servicios de información del bando franquista. Aunque la mayoría de ellos lo hicieron para poder mantener su puesto de trabajo y quedar a resguardo de cualquier acusación de colaboracionismo republicano, algunos otros se convirtieron en delatores de rojos.
