Una oportunidad histórica

Por más que lo sintamos, no sirve de nada insultar a los franceses que han escogido a Le Pen. Salvo, una vez más, para adoptar una postura moral cuyos resultados ya se vieron el domingo y salvo para reencontrar a la fuerza los caminos de la ilusión, con un número cada vez más importante de electores exasperados por la ceguera y el menosprecio de la clase política. Por esto, las reacciones de la izquierda son lamentables: no entiende su derrota, la juzga injusta, se muestra satisfecha de su balance, hace a la derecha responsable del éxito del extremismo y encuentra exagerada la importancia dada al tema de la inseguridad en la campaña. (...) La derecha, por su parte, sólo piensa en conseguir el mayor número de escaños. (...) Una y otra hablan de seísmo, pero, desgraciadamente, lo hacen sin sacar consecuencias. (...) No se trata de describir un apocalipsis imaginario, sino de levantar acta. Más allá de la victoria del Frente Nacional, otros resultados prueban la degradación de la situación. (...) Aunque todo esté en calma, se ha sacudido en profundidad el Estado, ha explotado el pacto nacional, ha fracasado el país. Una victoria electoral asegurada no bastará para conjurar el mal. Para el jefe del Estado (...) se trata de una oportunidad histórica: la posibilidad de reavivar la democracia, de reconstruir la práctica política y de proponer las reformas necesarias. (...) A poco que Chirac encuentre las palabras y proponga nuevas vías, los electores le darán en las legislativas los medios para gobernar. No hay otra solución: Chirac tiene que asumir que es él quien ha de dar este gran giro.

París, 23 de abril