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Reportaje:

Condenado a aprender castellano

Un juez de Granada obliga a estudiar a un joven senegalés que vendía discos 'piratas'

Un senegalés de 18 años va a aprender en los próximos meses a hablar, leer y escribir en castellano por orden judicial. Cumplirá así la sentencia dictada por el juez de Menores de Granada Emilio Calatayud, para que redima su deuda con la sociedad. El joven vendía compactos piratas por la calle, un delito contra la propiedad intelectual.

El juez Calatayud, de 47 años, es una referencia en el mundo judicial andaluz desde que en 1992 condenó a aprender a leer y escribir a un menor que fue sorprendido robando vídeos. 'Yo sé qué tú eres muy listo y muy inteligente. Si en dos meses aprendes, quedas en libertad', le dijo. El chico lo hizo y el juez cumplió.

En el caso del senegalés, Emilio Calatayud ha aplicado un convenio entre el Juzgado de Menores de Granada y la Cruz Roja para la integración de inmigrantes. El senegalés estudiará durante siete meses el castellano. También seguirá un curso de inserción laboral. 'Se trata de que pueda hacer otra cosa diferente a la de vender discos piratas', explica Calatayud. 'Mi equipo de medio abierto se encargará de que cumpla'.

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Calatayud ya condenó en su día a otro chaval detenido cuando conducía bajo los efectos del alcohol a pasarse un mes visitando la unidad de tetrapléjicos de un hospital para ver las consecuencias de un accidente. Y a otro, que agredió a un compañero porque 'lo miraba mal', a limpiar los cristales y los espejos de un banco. 'Así sabrá cuándo se mira mal de verdad', comenta el juez. También obligó a estudiar a un chico que había robado 320.000 euros en joyas a una turista griega. Fue la propia turista la que quiso pagarle los estudios.

'De lo que se trata', explica el juez, 'es saber si lo que queremos es castigar o reinsertar. A todos estos jóvenes que han cometido delitos menores lo que hay que hacer es que puedan volver a la sociedad. Cuando el menor hace algo realmente grave, tiene que pagarlo. En casos graves tenemos que privarlos de libertad. Pero también darles un tratamiento que les permita volver a la sociedad, prepararlos para reincorporarse al mundo'.

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