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Cebrián denuncia que la democracia se está convirtiendo en España en 'una ideología'

El periodista y académico Juan Luis Cebrián denunció ayer que 'la democracia se está convirtiendo en España en una ideología, y eso es malo'. El consejero delegado de Prisa, editora de EL PAÍS, defendió en una conferencia la tesis de que la transición española fue demasiado larga, lo que provocó desestabilización, alentó las demandas de nacionalistas vascos y catalanes y defraudó las expectativas de transformación política.

Cebrián dictó en la universidad de Southampton, en la costa sur de Inglaterra, la conferencia anual Ramón Pérez de Ayala, coordinada por el Departamento de Español de la universidad y patrocinada por la Embajada de España en Londres en recuerdo del que fue embajador español en la primera mitad del siglo pasado.

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'La democracia no es una ideología, es un método. Y cuando la democracia se convierte en ideología, el que tiene más votos cree que puede hacer lo que quiere porque tiene la mayoría', afirmó el que fue primer director de EL PAÍS.

'Las jóvenes generaciones son incapaces de comprender el significado de la llegada de la democracia', aseguró. 'Algunas de las mentiras del presente se han levantado sobre la ignorancia del pasado, y entre las más notables está ese sinsentido acerca de la segunda transición', el concepto lanzando por José María Aznar y sus círculos más afines para sostener que lo que hubo antes de la llegada del PP al poder no fue verdadera democracia.

Cebrián pintó un cuadro agridulce de la política de reconciliación de la transición. Por un lado confesó: 'El paso del tiempo me ha ayudado a moderar mi negativa evaluación de la política de consenso como uno de los fundamentos de la construcción de la democracia en España'. Pero, tras una descripción de esos años, concluyó que la transición fue muy larga.

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Que no se aprobara la Constitución hasta 1978, cuando el dictador había muerto en 1975, provocó desestabilización, reforzó las demandas nacionalistas y retardó la evolución hacia un nuevo régimen. 'Es la reconciliación entre los vencedores y vencidos, o mejor, entre los hijos de los vencedores y los vencidos en la guerra civil, lo que hace de la transición un proceso tan peculiar y lo que explica básicamente los sacrificios y concesiones hechas en esferas políticas y sociales en nombre de la armonía'.

La reconciliación, por ejemplo, llevó al PSOE a aceptar los Pactos de la Moncloa en nombre de la razón de Estado en un momento en el que podía haber presionado para compartir el poder con el Gobierno. O permitió a 'las clases conservadoras que no habían sufrido con Franco' abrazar la democracia 'por oportunismo, no por convicción ideológica'. O que el poder judicial franquista haya podido sobrevivir hasta hoy.

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