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Columna
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Sólo valencianos

El Consell de Zaplana no quiere que los estudiantes valencianos conozcan la obra literaria de autores que no hayan nacido en el País Valenciano, aunque hayan escrito en nuestra lengua y formen parte del acervo cultural común catalano-valenciano-balear al que pertenecemos. La estulticia de los responsables de Educación y Cultura es de mucha consideración. Para estos dirigentes, el conocimiento de los autores nacidos en esta tierra es más que suficiente, y a nuestros jóvenes les basta para hacerse cargo de lo que es nuestra cultura literaria. Se quiere evitar que tengan conciencia de que nuestra cultura y nuestro mundo literario forman parte de un conjunto que va más allá de las fronteras de nuestra comunidad. Se puede estudiar la obra de Teodoro Llorente pero no la de Josep Pla, por ejemplo. Quieren reducir nuestra lengua y literatura a una concepción pueblerina, sin repercusión ni conexión con un ámbito superior que les da su verdadera dimensión. Luego resulta que el presidente de la Generalitat se presenta un día en la biblioteca del Congreso de EE UU y, como regalo simbólico de la cultura valenciana, le ofrece una obra del mallorquín Ramon Llull. Y además escrita en latín. ¿Pero a qué juega esta gente? ¿De verdad saben lo que quieren? Pues sí. Lo saben. Lo único que quieren en este campo de la cultura literaria es desacreditar, prohibir. Sobre todo, ¡prohibir! Les encanta. Nuestros políticos son muy patriotas y quieren que en los libros de texto de literatura sólo figuren autores nacidos en el País Valenciano. (Ellos dicen Comunidad). Es un sentimiento que les honra: ¡sólo valencianos! Pues nada, a ver si es verdad. Pueden empezar por el Estatuto. Ahora, cuando lo reformen introduzcan un artículo según el cual, para acceder a la presidencia de la Generalitat será condición necesaria ser valenciano de nacimiento. Porque resultaría paradójico prohibir que un escritor catalán o mallorquín figure en una historia de la literatura valenciana y un señor de Murcia pueda ser presidente de la Generalitat. ¿O no? Pues eso.

fburguera@inves.es

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