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Reportaje:

La última aventura de Tina Brown

La controvertida revista 'Talk' echa el cierre tras la estrepitosa caída de la publicidad

Parecía que nada podía resistirse a la reina del glamour y la controversia. Tina Brown, la mujer que transformó a Vanity Fair y The New Yorker en dos de los mayores éxitos editoriales de Estados Unidos, ha conocido su primer fracaso. El pasado viernes tuvo que cerrar su última creación, la revista Talk, tras sólo dos años y medio de vida. El bajón de la publicidad, agravado por el 11 de septiembre, pudo con la primera asociación entre un estudio de cine, Miramax, y un imperio de prensa, el grupo Hearst.

'No hay nada más aburrido que los que nunca han conocido la derrota', aseguró Brown a The New York Times pocas horas después de anunciar el cierre a su equipo. 'Cualquier carrera larga tiene al menos un bache. Me siento muy orgullosa de haber tomado el riesgo'. Y añadió, de camino a una fiesta de despedida: 'Sigo siendo Tina Brown'.

Eso significa ser la figura más controvertida del mundo editorial neoyorquino. Brown provocó un escándalo a finales de los ochenta cuando puso a una desnuda y embarazadísima Demi Moore en la portada del Vanity Fair. La revista que la editora inglesa sacó de un dulce anonimato en sus ocho años de dirección (1984-1992) es ahora una de las publicaciones de más prestigio en EE UU. A sus fiestas acuden todos los que son alguien (y los que quieren serlo) y en su última portada ha reunido al presidente Bush con su equipo.

A sus 48 años, Brown ha tenido una carrera meteórica. Empezó en su Reino Unido natal, donde con 26 años se hizo cargo de la revista Tatler y logró cuadriplicar su circulación. Llegó a Nueva York y transformó a la modesta e histórica revista de modas Vanity Fair en lo que es ahora, lectura obligada de políticos y famosos.

En 1992, aterrizó en el bastión del intelectualismo neoyorquino, The New Yorker. Introdujo temas de actualidad, fotos, comentarios y, pese a las críticas de los puristas, aumentó las ventas en un 145% sin traicionar del todo el contenido de la revista creada en 1925. Formó con su marido, Harold Evans, una figura del mundo editorial británico, lo que los neoyorquinos adoran y temen: un power couple (una pareja de poder). Pero Brown quería un proyecto propio.

Talk empezó su andadura en septiembre de 1999 con una fiesta a los pies de la estatua de la Libertad y una portada escandalosa. Más de 1.400 personas asistieron al lanzamiento del magazine, desde Madonna a Henry Kissinger. En la entrevista estrella del primer número, Hillary Clinton achacaba las dificultades matrimoniales y sus problemillas con la fidelidad a traumas infantiles.

La revista tuvo un comienzo difícil. No conseguía escapar de las comparaciones con Vanity Fair. Tras dos años y medio, las ventas alcanzaron los 670.000 ejemplares, pero el bajón publicitario y la falta de entusiasmo del otro socio, el gigante editorial Hearst, acabaron con ella. Las pérdidas se estiman en unos 50 millones de dólares (más de 56 millones de euros).

Talk fue en parte víctima de la arrogancia de sus responsables. Detrás de Brown estaba la figura de Harvey Weinstein, el copresidente de Miramax, la productora de El paciente inglés. Brown y Weinstein no consiguieron amoldar sus explosivas personalidades. La editora seguirá ahora a cargo de Talk Miramax Books, que por ahora no cierra.

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