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Enresa trasladará a El Cabril más de 200 toneladas de residuos contaminados en la acería de Alcalá

La chatarra con cesio-137 llegó a la planta antes de la instalación del arco de detección en 1999

Tereixa Constenla

El proceso de limpieza en la acería de Siderúrgica Sevillana, donde el pasado 7 de diciembre se fundió una fuente de cesio-137 en uno de sus hornos que disparó la radiactividad del polvo de humo, está casi finiquitado. La Empresa Nacional de Residuos (Enresa) comenzará la próxima semana el traslado de entre 200 y 300 metros cúbicos de residuos contaminados al depósito de El Cabril (Córdoba). El director de Siderúrgica Sevillana, Mauro Pozzi, explicó ayer que la radiactividad sólo se detectó tras la fundición porque el material donde se hallaba encapsulada había entrado en la acería antes de 1999, cuando se instaló el pórtico de detección en la planta de Alcalá de Guadaíra (Sevilla).

La actividad en la acería Siderúrgica Sevillana, de Alcalá de Guadaíra (Sevilla), donde se registró un incidente radiactivo el pasado 7 de diciembre, se normalizó el pasado fin de semana después de mantener paralizada la producción desde el pasado 12 de diciembre. El director de la planta, Mauro Pozzi, explicó ayer que el proceso de descontaminación está casi concluido, aunque ayer algunos operarios todavía seguían retirando residuos en las inmediaciones del horno donde se fundió el material con cesio-137.

Los residuos contaminados durante el incidente serán almacenados en el depósito de El Cabril (Córdoba). Su transporte, que comenzará la próxima semana, será gestionado por la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa). Jorge Lang-Lenton, director del área de comunicación de Enresa, indicó ayer que el volumen total de restos oscila entre los 200 y 300 metros cúbicos (cuyo peso aproximado rondará entre las 200 y 300 toneladas), que serán trasladados al ritmo de un transporte semanal en sacas con capacidad para un metro cúbico que, a su vez, se embalarán en contenedores metálicos de tipo marítimo con capacidad para almacenar unas 20 sacas.

Enresa calcula que el coste del traslado y almacenamiento alcanza el millón de euros (166 millones de pesetas), que tendrá que sufragar la acería sevillana. Además, la limpieza y descontaminación de las áreas afectadas rondará los 500.000 euros (83 millones de pesetas), según estimaciones de Mauro Pozzi.

El director de la acería dio la clave que explica por qué la carga radiactiva no fue detectada en el pórtico de la entrada de camiones. La fuente radiactiva se hallaba encapsulada en material que entró en la acería antes de febrero de 1999, cuando Siderúrgica Sevillana instaló el sistema de detección a la entrada. Aunque a ciencia cierta la empresa no puede precisar la procedencia de la chatarra, Pozzi indicó que casi la totalidad de la misma proviene de países de la Europa del Este y África.

La acería dispone de un parque de chatarra, donde se almacenan entre 2.000 y 3.000 toneladas que entraron en el recinto antes de la puesta en marcha del control del pórtico. Esas partidas, entre las que figuraba la que originó el episodio radiactivo, no ofrecen niveles contaminantes debido a que las fuentes radiactivas suelen estar encapsuladas. Sólo su fundición a altas temperaturas, como ocurrió con el cesio-137, liberan la carga radiactiva.

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El episodio de diciembre, sin embargo, no afectó al entorno de la acería ni tampoco a los 24 operarios que se hallaban en la zona afectada, según han corroborado el Laboratorio de Radiactividad Ambiental de la Universidad de Sevilla, por un lado, y los análisis del Consejo de Seguridad Nuclear, por otro.Sólo el vertedero de Alcalá de Guadaíra, al que se enviaron 135 toneladas de polvo contaminado, resultó afectado fuera de la planta. El CSN informó ayer que está ya descontaminado.

El subdirector general de Protección Radiológica Ambiental del CSN, Eugenio Gil, explicó que el CSN envió a un inspector en cuanto tuvo conocimiento de la fundición del cesio-137, el pasado 11 de diciembre, cuatro días después de ocurrido. Pozzi justificó la tardanza porque aunque se activó la alarma de la baliza en el horno y se paró la producción, los análisis y las mediciones con detectores portátiles arrojaban valores de radiación normales. Los técnicos de la empresa, sin embargo, comprobaron el lunes que existían niveles de radiación anormales y, después de avisar a una unidad técnica de protección radiológica, la empresa alertó al CSN. Aunque el organismo público señaló inicialmente que estudiaba sancionar a la empresa por la demora, Gil eludió ayer pronunciarse sobre ello.

Los mayores niveles de radiactividad se detectaron en el sistema de evacuación de polvo de humo en el horno donde se fundió la fuente contaminante y también en el foso donde se almacenó el polvo retirado en las primeras horas tras el incidente, así como una rampa de acceso al túnel de escoria donde se lavó el camión utilizado para retirar el polvo. El silo, la planta inertizadora y la zona donde se lavó el camión están pendientes de descontaminación.

Reforzar los controles

Siderúrgica Sevillana disponía, cuando ocurrió el incidente, de tres sistemas de detección de radiactividad. Dos de ellos (el pórtico de entrada de camiones y el espectómetro que analiza la calidad del acero en los hornos) están previstos en el Protocolo de Colaboración sobre Vigilancia Radiológica de Productos Metálicos, firmado en noviembre de de 1999 entre las empresas metalúrgicas y la Administración central para prevenir riesgos radiológicos debido al reciclaje de materiales que se realiza en estas plantas.

Ninguno de ellos detectó la fuente con el cesio-137. Lo hizo el tercer sistema de control: una baliza instalada en la línea de evacuación de polvo de humo que controla los niveles tras los procesos de fundición. Gracias a este dispositivo, instalado por la empresa dentro de un programa de mejora de la seguridad en el que invirtieron 12 millones de euros (2.000 millones de pesetas), se evitó la contaminación atmosférica. 'Todo el cesio quedó retenido en la planta de aspiración', dijo Pozzi.

La acería incorporará provisionalmente un cuarto sistema de detección que se instalará a la entrada de los hornos de fundición para evitar episodios similares con la chatarra acumulada desde 1999, que no pasado bajo el pórtico de entrada. La planta de Alcalá de Guadaíra suscribió en abril de 2000 el protocolo, al que se han adherido una treintena de acerías.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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