Imágenes necesarias

Entre las múltiples manifestaciones del reportaje gráfico, desde hace aproximadamente algo más de una década, el medio ha optado básicamente por dos tendencias: una que insinúa más que explica, dado que por su imprecisión y su amplia latitud opera como una suerte de ilustración que funciona como un comodín de amplio espectro (por su grado de imprecisión necesitan aclaraciones escritas a pie de foto); otra, más directa y explícita, que por su concreción cuenta historias por sí sola (en el estricto ámbito de la imagen). En este último apartado es donde encaja la trayectoria fotoperiodística de Kim Manresa y en particular la colección que nos ocupa, Infancia robada. Un proyecto de investigación realizado por el fotógrafo, junto con el redactor David Dusster, durante tres meses en las calles de Brasil cuya intencionalidad trata de evidenciar genéricamente, de forma directa, las causas de la prostitución infantil de miles de niñas en aquel país. Manresa -que obtuvo con este trabajo el segundo premio de la Unicef, La infancia hacia el siglo XXI- siempre ha trabajado en proyectos en los que subyacen reminiscencias de ritos y costumbres sin edad, además colindantes con esa suerte de prácticas perversas que nos trasladan a la noche de los tiempos (si ahora denuncia el drama de las niñas de hasta siete años obligadas a ejercer la prostitución, anteriormente lo hizo con la ablación en África, en la colección El día que Kadi perdió parte de su vida).

Esta forma de hacer fotoperiodismo parece cada vez más artesanal, pero no por ello menos necesaria. Si Kim Manresa no hubiera tomado estas fotos habría que inventar a alguien que lo hubiera hecho. Durante un interesante debate sobre la ética y la estética del fotoperiodismo, celebrado en La Pedrera (Barcelona), Manresa reivindicó el compromiso social del reportero 'porque, ahora, es más necesario que nunca'; es cierto, máxime cuando desde los prolegómenos de la guerra del Golfo hasta la fecha nos encontramos con un fotoperiodismo teledirigido a la vez que fuertemente intervenido.

Infancia robada es el conjunto de unas 40 instantáneas (blanco/negro) que manifiestan honestamente una forma de hacer en línea con el mejor fotoperiodismo (acompaña a la exposición un libro coproducido por Photographic Social Vision y la Editorial Blume). Lamentablemente su paso por las galerías Fnac, en Madrid (mediados de octubre) y Zaragoza (primeros de noviembre), ha sido demasiado corta, esperemos que su próxima presentación en Alicante, en Fnac Boulevard -a mediados de noviembre-, compense lo anómalo de estos breves periodos.