_
_
_
_
_
Crítica:CRÍTICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Trágico idilio roto

Basta decir qué arenas movedizas cruza y qué mal asunto aborda para deducir que Sólo mía tiene gran audiencia potencial, pues lo que cuenta concierne a todos, ya que roza el delicado equilibrio de la vida de paredes adentro de la gente común.

Lo que Sólo mía propone es la representación del infierno íntimo de esa loca y bestial agresión física con que muchos hombres trituran a sus mujeres. Es éste un sordo pozo negro cotidiano que arrastra un inquietante goteo de muertes, por lo que la tragedia está incrustada en la lógica del suceso y es inseparable de la pulsión en sí misma. Porque la turbiedad de esa pulsión pringa a la mecánica y a la escalada secretamente ritual de la forma de violencia que emana de ella. De ahí que a la hora de representarla bajo forma artística, dramática y cinematográfica, no se puede eludir su lógica extrema de anuncio, de preludio de muerte.

SÓLO MÍA

Director: Javier Balaguer. Intérpretes: Sergi López, Paz Vega, Elvira Mínguez, Alberto Jiménez, María José Alfonso, Asunción Balaguer. Género: drama, España, 2001. Duración: 103 minutos.

Pero eso es precisamente lo que hace Sólo mía: eludir el signo de muerte que pretende representar, pues si bien dibuja con fuerza y verdad el mecanismo mental del anidamiento de ese brote homicida de un hombre contra su mujer, luego, al final, mediante una pirueta balsámica endulzadora y rocambolesca, procedente de un giro resolutorio del guión o del enfoque de la producción, la dureza tan dura y vivamente expresada es repentinamente ablandada con un curioso y penoso tiro por la culata, que conduce a la confusión y al baño de moralina. Y se traiciona el magnífico, noble y arriesgado esfuerzo moral y profesional del roto y doloroso idilio creado de tú a tú, en una inolvidable pelea interpretativa, por Sergi López y Paz Vega.

Paño caliente

Estos dos intérpretes oficiantes de Sólo mía trazan de manera nítida, con precisión, convicción y mucho talento, los recovecos, las escaladas y los tiempos de tregua de su batalla interior, para luego, en la pantalla, ver rematada su faena, su creación, por una torpe y cobarde argucia argumental reductora impuesta por los controladores del sentido y la ideología del filme, que convierten el desenlace de éste en un reaccionario paño caliente. Y la suntuosa tragedia trazada por los dos intérpretes es en su final manipulada y convertida en un mal chiste lúgubre empobrecedor de su riquísimo trabajo.

Merece la pena ver a Paz Vega y Sergi López crear paso a paso y en contrapunto el itinerario gradual de la formación, en él, de una tensión agresora limítrofe con la muerte, y en ella, el prodigio imaginativo de una respuesta defensiva no mansa, no arrugada, no informe, sino bella, tersa, gallarda. Es el de Sergi López y Paz Vega un verdadero diálogo de presencias, un roce con el alma profunda del cine. La emocionante elocuencia del idilio y su juego entre amor y desamor, caricia y bofetada, mirada frontal y mirada esquinada, susurro y grito, es un alarde de fotogenia y de generosidad.

Y es la fuerza de arrastre de esta elocuencia a dos voces y a dos miradas lo que agudiza la decepción causada por ese amaño oportunista final en el que, desde fuera, se simplifica y degrada en un par de minutos la interioridad del enlace artístico recíproco logrado laboriosamente a lo largo de dos horas por esas dos voces y dos miradas. Porque al eludir la tragedia y sustituirla por una chusca y siniestra sombra de farsa, se elude la médula de Sólo mía en cuanto creación, que es obra exclusiva de Sergi López y Paz Vega, y sólo de ellos.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_