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Reportaje:

Una nueva y arriesgada apuesta para la escena

'El huésped se divierte', de Joe Orton, inaugura esta etapa de Galileo Teatro de la mano de Manuel Canseco

El teatro del Centro Cultural Galileo no terminaba de tener un rumbo ni firme ni sólido desde que se inaugurara hace casi tres lustros. Ello no quita que en él se hayan vivido experiencias escénicas más que atractivas. Ahora goza de una nueva oportunidad, que puede convertirle en uno de los teatros de referencia de la ciudad. El proyecto para este escenario, que se llamará Galileo Teatro, lo ha puesto en pie Manuel Canseco, conocido y reconocido profesional del mundo de la escena que quiere dar un impulso distinto a esta sala.

Su objetivo no es otro que ofrecer una ecléctica programación alejada de los intereses comerciales, de marcado carácter revival algo trasnochado, que se pasean por la cartelera madrileña, volviendo a autores y a montajes que entrañan un cierto riesgo. Prueba de ello es el montaje con el que empieza esta nueva andadura, El huésped se divierte, de Joe Orton, con dirección de Eduardo Vasco -uno de los nuevos valores de la escena española-, versión de Borja Ortiz de Gondra y escenografía de Jon Berrondo.

A principios de 1987, el Ayuntamiento puso en marcha el Centro Cultural Galileo en un gran espacio urbano existente en la confluencia de las calles de Fernando el Católico y Galileo. La existencia de ese espacio en una zona tan populosa se debía a que se había trasladado de allí a la M-30 el tanatorio de la ciudad. De esa forma, el barrio de Chamberí, y por cercanía también el de Argüelles, contaban por primera vez con un centro público en el que, además de talleres de ciencia y técnica, artes plásticas, artesanía, literatura, diseño, etcétera, había una sala que podía ser usada como teatro.

Avatares

Desde entonces, este teatro ha pasado por distintos avatares y por distintas manos. Allí programaron espectáculos gentes conocidas de la escena madrileña como Carlos Sánchez, del Festival Internacional de Madrid, o Paloma de Villota, productora teatral. Pero el Galileo nunca terminó de coger personalidad y estabilidad, aunque ofreció, en más de una ocasión, espectáculos memorables.

En 1997 se cerró para acometer una reforma que lo ajustase a la normativa municipal contra incendios, y a finales de 1999 se volvió a abrir con ciclos de jazz, teatro infantil y compañías estables que no podían acceder a las salas comerciales. El pasado año, por estas fechas, se trató de dar un nuevo impulso a este escenario y se habló de crear para él una compañía titular. Pero la cosa tampoco cuajó.

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Ahora, el futuro se dibuja con trazo más firme gracias a un hombre que, siendo joven, empezó en el teatro como ayudante del gran director José Luis Alonso, realizó estudios con el Teatro Estudio de Madrid y, desde hace 30 años, tiene compañía propia, sin olvidar que como autor ganó el Premio Tirso de Molina con Proceso a Besteiro, y como gestor estuvo al frente del Festival de Teatro de Mérida, recuperó el Real Coliseo Carlos III de San Lorenzo de El Escorial en los años setenta y dirigió el teatro Lara, el teatro Benavente y la Sala Cadarso, siendo esta última la que podría tener características más similares con el actual proyecto. 'Nuestra intención es ocupar un espacio que no existe en Madrid', dice Canseco, 'algo a medio camino entre el teatro comercial y las salas alternativas, con obras que, bien por sus autores o por el riesgo de sus montajes, no van a acceder a otro teatro y que, además, por su coste, no pueden ir a salas alternativas con pocas butacas'.

Entre esas obras está, sin duda, la elegida para inaugurar esta nueva etapa. El huésped se divierte, pieza del polémico Joe Orton puesta en pie por la prestigiosa compañía Geografías Teatro. Otros espectáculos que vendrán después son Hoy no puedo ir a trabajar porque estoy enamorado, de Íñigo Ramírez de Haro; Diálogo de fugitivos, de Bertolt Brecht, montado por Canseco con su propia compañía, y otros montajes de autores contemporáneos españoles, como Jesús Campos.

También está previsto un ciclo de teatro clásico, con títulos que no se pueden ver en otro sitio, otro de teatro infantil en navidades y funciones golfas de madrugada con espectáculos idóneos para los noctívagos. 'Aprovechando el paso de grandes profesionales por España, también queremos realizar talleres específicos para ellos', dice Canseco, quien ya está en conversaciones con varias personalidades del mundo escénico internacional.

Montajes circulares

La sala tiene una característica especial que no se encuentra en ningún otro teatro de la ciudad, y es que se puede hacer teatro circular. Cuenta con 250 butacas (número intermedio entre el teatro comercial y las salas alternativas) y un escenario de 8 x 12 metros, medida muy superior a la de otros teatros de estas características. El precio por butaca arranca con 2.000 pesetas, pero habrá descuentos para carné joven, tercera edad y un club de socios que se está formando. 'Ahí es donde intentamos implicar de manera especial a los vecinos', señala Canseco, quien afirma que les gusta especialmente la cercanía con el teatro La Abadía: 'Ello implica que se cree una zona teatral joven e inquieta, con propuestas nada convencionales y en muchos casos de alta cultura', asegura.

El proyecto que capitanea Manuel Canseco ha sido iniciativa del edil presidente del distrito de Chamberí, Luis Asúa, que sacó a concurso el proyecto. Canseco recogió el guante inmediatamente.

Isabel ordaz y Miguel Hermoso, en El huésped se divierte.
Isabel ordaz y Miguel Hermoso, en El huésped se divierte.MIGUEL GENER

Sin concesiones

Geografías Teatro, productora teatral mantenida en pie por el actor Abel Vitón, siempre se ha caracterizado por poner en escena textos cuanto menos valientes y de necesario conocimiento por parte del público. En la memoria de los aficionados a la escena están montajes de Pessoa, Christopher Durang, Steven Berkoff o Michael Kearns. También se arriesgaron con incisivos textos de autores españoles como Javier Macua, Francisco Nieva, García Lorca y Javier Tomeo. Ahora llega El huésped se divierte, un impactante texto de Joe Orton. Autor tantas veces calificado de homosexual promiscuo, que acabó con el cráneo aplastado a martillazos por su amante; autor que entusiasmó tanto como escandalizó, porque cada texto suyo zarandeaba sin piedad a la sociedad inglesa. La obra, escrita en 1964, muestra despiadadamente a esa sociedad, marcando especialmente esos abismos que a veces se producen entre lo que se dice y lo que se hace. 'Es el dramaturgo más cínico, divertido e incisivo del panorama inglés de los años sesenta del pasado siglo' dice Vitón, y añade Ortiz de Gondra: 'En esta obra refleja la amoralidad, la confusión y la libertad despiadada de su época en una fábula sin concesiones sobre tres marginados'. Sobre el escenario del Galileo, los actores Abel Vitón, Isabel Ordaz, Miguel Hermoso y José Lifante.

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