Llenar el vacío

El antropólogo Roy A. Rappaport repasa la influencia de las religiones en la formación de la humanidad, a la vez que promulga la implantación de una nueva religión, apoyada en la ecología, que coincida con el contexto histórico de la humanidad y con las leyes científicas.

En 1912, Émile Durkheim, fundador, junto con Max Weber, de la moderna teoría sociológica, escribía la influyente obra Las formas elementales de la vida religiosa. Era la época en que la ciencia negaba a la religión la función que siempre había ejercido: ser una base intelectual sólida para la estructuración y la organización de la sociedad. Sin embargo, la propia ciencia no era capaz de ejercer satisfactoriamente esa función. Se creaba así un enorme vacío difícil de llenar en la existencia espiritual del mundo moderno.

Casi un siglo después, el antropólogo de la religión Roy A. Rappaport retoma de nuevo la cuestión certeramente planteada, aunque no resuelta, por Durkheim y pone las bases para el desarrollo de una religión acorde con el nuevo contexto histórico de la humanidad y compatible con las leyes científicas que rigen el mundo. Durkheim y Rappaport coinciden en que a la religión no le han ido bien las cosas en la modernidad. El segundo se muestra contrario a las tendencias ilustradas que oponen religión y ciencia por considerarlas ruinosas, y busca modos de conciliación entre ambas.

Rappaport estudia, en primer lugar, la naturaleza del ritual, que es, a su juicio, la matriz donde se gesta la religión y la base de donde surgen las experiencias y los conceptos fundamentales que definen la religión: lo sagrado, lo divino, lo numinoso y lo santo, así como los fundamentos lingüísticos, experimentales y sociales en que se sustentan dichos conceptos. Entre las características del ritual destaca las siguientes: su codificación es obra de personas diferentes a quienes participan en él, lo que explica lo problemático que resulta la invención; se atiene a una formalidad (observancia de la forma) que no busca resultados prácticos en el exterior, y se ejecuta conforme a una regularidad y periodicidad meticulosas; la formalidad implica la inmutabilidad, aunque no se cierra a ciertos cambios.

En un segundo momento se ocupa de la relación del ritual con el exterior, con el mundo social y natural, sus consecuencias sociales y sus efectos subjetivos. Analiza el papel de las prácticas y de los conceptos religiosos en los procesos de formación y adaptación de la humanidad. A su juicio, el nacimiento y la evolución de la religión, por una parte, y el origen y el desarrollo de la humanidad, por otra, son dos fenómenos 'estrechamente conectados'. Insiste en la importancia de lo sagrado y lo numinoso en los procesos de adaptación de las distintas unidades sociales en que la especie humana se organiza. En ausencia de la religión, la humanidad quizá no hubiera sido capaz de salir de su estado prehumano o protohumano.

Rappaport cree que una respuesta a la crisis mundial podría ser una religión fundada en una 'ciencia posmoderna' (expresión que toma de Stephen Toulmin) que tenga su apoyo en la ecología más que en la astronomía. Se trata de una propuesta bien fundamentada, si bien polémica, que mantiene vivo el debate entre los antropólogos y los sociólogos de la religión.