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Tarjetas a metro y medio

Como parte de la psicología arbitral, el colegiado ha de cuidar sus gestos y su vocabulario durante el encuentro. 'Hace 20 años, la forma de arbitrar era más autoritaria, pero el jugador ha de entender que no le ofendemos. Hemos de transmitir tranquilidad, no nerviosismo', dice Antonio Llonch Andreu.

'Por ejemplo, hay que evitar la ira y la arrogancia al mostrar una tarjeta. Lo que se sancionan son acciones, no se castiga a las personas', dice Manuel López, que explica la manera políticamente correcta de amonestar: 'La distancia ha de ser adecuada para no invadir el espacio íntimo. Lo ideal es un metro y medio o dos metros. Es suficiente para que el jugador se dé por aludido. ¿Y cómo? Con un gesto claro, sin lanzarle la tarjeta a la cara ni ofenderle'.

Otro tema son las charlas entre el árbitro y el jugador. ¿El colegiado ha de ser dialogante o escueto? 'Es difícil, porque se puede interpretar de muchas maneras. El no decir absolutamente nada puede manifestar independencia o puede interpretarse como conducta defensiva. Muchas veces, dar muchas explicaciones puede significar justificación, que tampoco se considera adecuado porque el árbitro no ha de dar justificaciones de nada. Creo que lo adecuado está en el término medio: hablar pero sólo lo justo'.

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