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La juez del 'caso Acebes' pide desde hace seis meses a la UPV un informe

La juez ha requerido en cuatro ocasiones un análisis pericial para poder cerrar el sumario

El País

El único sumario que tiene actualmente sobre la mesa el Juzgado de Instrucción número 2 de Bilbao es el abierto por la muerte de Virginia Acebes, de 19 años, hallada violada y apuñalada en la tarde del 22 de noviembre de 1999 en el monte Artxanda de Bilbao. María Dolores Fresco, la nueva juez titular del mismo desde el pasado 16 de julio, está pendiente para cerrarlo únicamente de que la Facultad de Farmacia de la UPV remita el informe, considerado protocolario y sobre el que nadie duda que confirmará que los pelos de perro encontrados en el cadáver de Acebes coinciden con los hallados en el vehículo de Luis Gabriel Muñoz, en prisión desde noviembre del pasado año como presunto autor del crimen.

'La ley dice que una causa con preso tiene prioridad ante cualquier otro asunto. Y el presunto autor de la muerte de Virginia está en prisión desde hace ocho meses. Es incomprensible cómo se puede tardar tanto en realizar el cotejo de ADN de las muestras', señalan medios judiciales relacionados con la instrucción del caso en relación con el retraso del informe.

Pista

Virginia Acebes, bilbaína, estudiante de 2º curso de Ciencias Empresariales en la propia UPV, se despidió de sus amigas para regresar a casa hacia las tres de la madrugada del 21 de noviembre de 1999. Nunca llegó. Su cuerpo sin vida era encontrado tras una intensa búsqueda por un tío de la víctima. Fue necesario esperar un año para que la Ertzaintza detuviera en Bilbao, el 14 de noviembre pasado, a un joven de 24 años, de complexión menuda y mirada torva, que reconoció fríamente ante la Ertzaintza, primero, y delante de la juez, después, que él era el autor del asesinato. Había elegido a su víctima al azar en la calle Iturribide.

La pista que desencadenó el arresto de Muñoz fue el hallazgo por la Ertzaintza de unos pelos de perro en la furgoneta que utilizó en la madrugada del 30 de junio del año 2000, siete meses después del crimen de Acebes. En esa fecha, intentó forzar a otra joven de 21 años para que entrara en su vehículo y después violarla, según confesó el pasado 9 de julio ante la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Vizcaya, que le juzgó por un delito de agresión sexual en grado de tentativa. 'Cuando bebo me entran ganas de hacer cosas así', reconoció Muñoz en un momento de su declaración.

A pesar de ello, ya en prisión, pidió una declaración voluntaria ante el Juzgado de Instrucción número 2 para retractarse y alegar que se había autoinculpado por coacciones de la Ertzaintza. '¿Y, aquí, en el juzgado, quién le presionó', le espetó la juez, según recuerda un testigo. 'Es que la Ertzaintza estaba fuera', respondió sin convencer.

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La segunda tentativa de atacar a una joven en las cercanías de donde divisó por vez primera a Acebes, no le salió bien y la chica consiguió huir y posteriormente identificar a su agresor. La similitud entre los dos hechos puso a la Ertzaintza sobre su pista por la muerte de Acebes. Los pelos del perro fueron determinantes para su detención.

El detallado relato de los hechos, el reconocimiento de la autoría, la prueba de ADN y otras pruebas avalan su culpabilidad, señalan en medios judiciales. El informe de ADN de los pelos del animal será aún si cabe más concluyente, ha explicado el abogado que representa a los padres de la joven como acusación particular. Esta parte imputa a Muñoz en sus conclusiones provisionales un delito de asesinato con la concurrencia de alevosía y ensañamiento y otro delito de violación con uso de armas. En total, la petición de pena se situará entre los 30 y los 35 años de cárcel, informa el letrado.

La calificación provisional de la Fiscalía no se conocerá hasta que el sumario se encuentre en la Audiencia. Medios judiciales estiman que el juicio oral no se celebrará hasta los primeros meses de 2002.

Familiares de Acebes, cuando participaban en las tareas de su búsqueda antes de hallarse su cadáver.
Familiares de Acebes, cuando participaban en las tareas de su búsqueda antes de hallarse su cadáver.F.D.-A.

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