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Tribuna:GEOLOGÍA | Sistema Solar
Tribuna
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¿Es Marte un planeta vivo?

Cuando se acerca el 24 de octubre, fecha prevista para la llegada a Marte de la sonda 2001 Mars Odyssey, los especialistas no acaban de ponerse de acuerdo sobre la historia y la dinámica del planeta. Kenneth Tanaka, un veterano científico planetario especialista en Marte, termina un artículo publicado en el número de mayo de la revista Geology con una frase lapidaria: Marte puede ser mucho menos parecido a la Tierra de lo que hasta ahora habíamos imaginado. La base de esta afirmación es su hipótesis de que un flujo gigantesco de materiales, transportado en suspensión por dióxido de carbono (CO2 el componente mayoritario de la atmósfera marciana; la conocida nieve seca en la Tierra) llenó, de forma casi instantánea, el hemisferio norte de Marte con hasta 3.000 metros de sedimentos. Hasta ahora, nadie ha encontrado huellas de que una catástrofe parecida se haya producido nunca en nuestro planeta.

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Éste es el último episodio de una historia decididamente pendular: Marte, que a finales del siglo XIX (la época de los míticos canales de Schiaparelli) fue considerada otra Tierra, pasó a ser otra Luna en 1965 (primeras fotos, sólo de cráteres, por la sonda Mariner 4), y un planeta muerto pero interesante en los años setenta (fotos de cauces secos, cañones y volcanes gigantes por los satélites Mariner 9 y Viking). Pero recientemente, gracias al torrente de datos que desde 1999 ha estado enviando la nave Mars Global Surveyor, muchos le tienen por una especie de gemelo pequeño de la Tierra.

Los descubrimientos realizados por esta última sonda han sido espectaculares: huellas de un antiguo y potente campo magnético (abril de 1999), erosión torrencial actual o muy reciente (junio de 2000) y abundantes estratos de rocas sedimentarias (diciembre de 2000). De los tres, el más sorprendente fue el segundo: según todos los manuales, el agua es inestable en la superficie de Marte por el mismo motivo que lo es en la estratosfera terrestre: la presión demasiado baja (sólo 7 milibares) haría entrar instantáneamente en ebullición cualquier líquido, sin darle tiempo para que circulase por la superficie.

Barrera de hielo

Se adujo entonces que quizá una barrera de hielo pudiese mantener líquida el agua a poca profundidad, hasta que la presión subiese y provocase una especie de explosión líquida capaz de sostener un flujo durante algunos minutos. Ahora, Tanaka y su equipo contraatacan argumentando que los lugares de los regueros están en las zonas más frías de Marte, y que por ello no sólo la superficie sino también el subsuelo hasta varios kilómetros de profundidad deben de estar helados. Por ello proponen el CO2, que puede ser líquido hasta los -125ºC; sin embargo, su hipótesis no está exenta de problemas, ya que el CO2 líquido también requiere una presión atmosférica mucho más alta que la actual.

Estas discusiones son críticas para contestar a una pregunta básica en la planificación de la exploración inminente de Marte: ¿hay agua líquida cerca de la superficie? Sin embargo, los científicos planetarios deberían responder antes a otra cuestión aún más fundamental: ¿es Marte un planeta geológicamente activo? En el grupo de trabajo sobre Marte que se mantiene en el Seminario de Ciencias Planetarias de la Universidad Complutense hemos encontrado recientemente huellas frescas de actividad en este planeta: creemos que hace menos de diez millones de años (o sea, a lo largo del 31 de diciembre, si comprimiésemos la historia del planeta en un año) el hielo se deslizó por los flancos de los volcanes gigantes de Marte: las nieves del Kilimanjaro serían el mejor paralelo terrestre. Luego, los glaciares se fundieron y una enorme grieta de 500 kilómetros de largo se abrió en el flanco del volcán; por último, varias coladas de lava surgieron por la falla.

No podemos precisar más la edad de estos sucesos sin poder medir la edad de las lavas, pero podemos aproximar una estimación contando los cráteres de impacto en la zona; ya que los impactos sobre un planeta, como los arañazos sobre un mueble, se acumulan con el tiempo. Resultado: los cráteres son tan escasos que los volcanes y las fallas podrían ser activos todavía.

Conclusiones semejantes han alcanzado otros especialistas en Marte: para William Hartmann, del Planetary Science Institute de Arizona, el planeta podría albergar volcanes activos; y James Head, de la prestigiosa Universidad de Brown, en Rhode Island, ha detectado avances recientes de los glaciares del polo Sur marciano.

Vulcanismo

¿Es un planeta activo más interesante que uno geológicamente muerto? Esta cuestión conecta con la referente al agua, ya que actividad geológica interna significa vulcanismo; y con él, la posibilidad de que el calor funda masas profundas de hielo, proporcionando ambientes aceptables para hipotéticas bacterias marcianas similares a las bacterias terrestres que viven en fuentes termales.

Pero Marte sería no sólo más interesante sino también más problemático, ya que la existencia de fallas activas implica sismicidad: los diseños de posibles bases marcianas tendrían que tener este dato en cuenta. Y el movimiento de glaciares sobre la superficie supondría que las famosas tormentas globales de polvo no son el único factor meteorológico a tener en cuenta. Pero, todavía por encima de estas cuestiones, surge la curiosidad insaciable de los planetólogos: ¿Podremos presenciar en Marte procesos geológicos desconocidos en la Tierra, como el transporte global de sedimentos en una suspensión de CO2? Un planeta parecido a la Tierra sería más fácil de interpretar; un planeta realmente extraño sería como borrar la pizarra de lo que creemos saber y comenzar a escribir de nuevo.

Francisco Anguita es profesor de Planetología en la Facultad de Ciencias Geológicas de la Universidad Complutense, donde coordina el Seminario de Ciencias Planetarias.

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