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La exposición 'Minimalismos' atraviesa el 'menos es más' del arte del siglo XX

El Reina Sofía propone un camino de reducción en pintura, escultura, arquitectura y música

'El minimalismo da fe de un concepto de razón que ha sido una guía de viajes para el arte moderno'. La frase de Stephan Schmidt-Wulffen aparece en uno de los muros de la sala del Museo Nacional Reina Sofía que contiene la exposición Minimalismos. Un signo de los tiempos, abierta al público hasta el 8 de octubre. Es una de las primeras decisiones del director del museo, Juan Manuel Bonet, que encargó el proyecto a Anatxu Zabalbeascoa y Javier Rodríguez Marcos, autores del libro Minimalismos (Gustavo Gili, Barcelona 2000). En la misma editorial han publicado Vidas construidas (1998), sobre biografías de arquitectos. El montaje de la exposición, patrocinada por la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), es de la arquitecta Victoria Garriga, con diseño gráfico de Rosa Lázaro y coordinación de Marta González Orbegozo. A la inauguración, ayer por la tarde, asistieron la ministra de Cultura, Pilar del Castillo, y numerosos representantes del mundo del arte.

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Un montaje con capillas, un cubo rojo y el silencio de la música

Juan Manuel Bonet declaró ayer que la exposición 'transmite un estado de ánimo, una poética de lo minimal', ya que no pretende repetir las propuestas sobre los maestros del arte minimal que surgió en los años sesenta en una serie de artistas estadounidenses. 'La idea del minimal se extiende a todos los ámbitos, incluso a la gastronomía, la economía y la política. Aquí se trata de lanzar miradas sobre las ideas de orden y armonía desde el espíritu del 'menos es más' de Mies van der Rohe hasta los últimos desarrollos y campos no tradicionales como la arquitectura, la música, la moda o el diseño de muebles'.

La artista Esther Ferrer abrió ayer la exposición con una performance, un paseo entre el público y las obras expuestas, Se hace camino al andar, que terminó en las calles madrileñas. Durante ese recorrido los visitantes pudieron conocer obras de Rothko, Malevich, Mondrian, Oteiza, Albers, como antecedentes históricos del fenómeno minimal, que se detiene a continuación en los creadores de los años sesenta, como Donald Judd ('el orden no es racionalista o esencial, sino simple orden'), Sol LeWitt, Carl Andre, Robert Morris, Dan Flavin ('para mí resulta fundamental no ensuciarme las manos; reivindico el arte como pensamiento') y Frank Stella.

Las herencias del minimalismo, en versiones sociales, políticas o críticas, aparecen en Serra, Kelly o Motherwell y se extienden por la fotografía (Gursky, Höfer, Forg y Ruff), la arquitectura (Ando, Herzog y De Meuron, Perrault, Moneo), la pintura (Pistoletto, González-Torres, Hesse), la moda (Klein, Miyake, Karan), el diseño (Judd, Nouvel, Bulthaup, Kuramaya) y la música (Marchetti, Ferrer, Hidalgo, Johnson, Yoko Ono, John Cage).

Los comisarios de la exposición identifican los minimalismos como 'un signo de los tiempos' que abarca toda la historia del arte del siglo XX. 'Con las diversas versiones de la sobriedad, la reducción, la desmaterialización, el racionalismo y la abstracción geométrica, el minimalismo se ha convertido en un vocabulario reducido y, a la vez, en una estética plural cuya fortuna en el lenguaje cotidiano trasciende los límites de las artes y cuya influencia es irrefutable'.

Una vista de la exposición Minimalismos, con la maqueta del edificio de baños termales de Vals, Suiza, de 1994, del arquitecto Peter Zumthor.
Una vista de la exposición Minimalismos, con la maqueta del edificio de baños termales de Vals, Suiza, de 1994, del arquitecto Peter Zumthor.MIGUEL GENER
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