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Elecciones en el País Vasco

Arzalluz propone una mesa por la paz "como en Irlanda"

El PP acudirá a la ronda de contactos que convocará de inmediato el 'lehendakari' Ibarretxe

El PNV se apresuró ayer, un día después de su histórica victoria en las urnas, a definir las pautas de lo que pretende ser su apuesta política para el País Vasco. Mientras el lehendakari en funciones, Juan José Ibarretxe, optaba por guardar silencio tras reunirse por la mañana con su equipo de la presidencia del Gobierno y por la tarde con la ejecutiva del PNV, los máximos líderes de este partido y de Eusko Alkartasuna se adelantaban a anunciar cuál será su misión más urgente: recomponer las relaciones políticas con las demás formaciones, sin exclusiones de nadie, para hacer posible, en un nuevo escenario de 'distensión', una negociación en busca de la paz.

El presidente del PNV, Xabier Arzalluz, pese a aclarar que estatarea será del lehendakari -'delegamos en Ibarretxe todas las gestiones', dijo-, no se resistió a precisar que ese diálogo debe servir para crear una mesa de todos los partidos, 'como en Irlanda'.

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También avanzó que, antes de nada, 'hay que enfriar la situación' dadas las 'heridas' y hasta 'odios' generados durante la campaña electoral.

Fuentes del palacio presidencial de Ajuria Enea confirmaron que Ibarretxe habló ayer por teléfono con los líderes de los partidos vascos y que este mismo jueves podría comenzar una primera ronda de contactos. Ibarretxe incluirá en estas audiencias a Euskal Herritarrok (EH), a cuyos representantes comunicará directamente que no hay colaboración posible en la medida en que la formación liderada por Arnaldo Otegi siga sin condenar la violencia. El lehendakari en funciones ya ha obtenido un primer triunfo al margen del electoral: la vuelta del PP a Ajuria Enea, después de año y medio de negativa a acudir a las llamadas institucionales de Ibarretxe.

Las palabras de Arzalluz y de otros dirigentes nacionalistas dejan claro que la primera lectura que el PNV y EA hacen de los resultados electorales (PNV-EA, 33 escaños; PP-UA, 19; PSE, 13; EH, 7, e IU, 3) es que éstos contienen el mandato de buscar la paz y la normalización de las crispadas relaciones entre los partidos. Begoña Errazti, presidenta de EA, se mostró convencida de ese extremo y afirmó que los resultados obtenidos por su coalición colocan las cosas 'en el buen camino'.

Las ejecutivas del PNV y EA se reunieron ayer para analizar los resultados de las urnas y trazar las primeras líneas de actuación. El Gobierno vasco efectuará ese análisis en su reunión de hoy.

En el aire está el interrogante de si los dos partidos nacionalistas realizarán una lectura de los resultados en clave de refrendo a su deriva soberanista o administrarán la victoria como una nueva oportunidad que han de aprovechar desde el consenso.

Las palabras de Ibarretxe en la noche electoral y también la mayoría de los pronunciamientos de ayer parecen señalar más en la segunda dirección. Colaboradores de Ibarretxe reiteran que Ajuria Enea tiene claro que no emprenderá ninguna iniciativa por la paz que no tenga la implicación de, al menos, el PSE. El portavoz del PNV en el Congreso, Iñaki Anasagasti, dijo que hablar del Pacto de Lizarra 'es hablar de historia' porque ese acuerdo 'está muerto'. Aunque también advirtió del mantenimiento de las aspiraciones del nacionalismo: 'Si podemos romper las costuras de una manera civilizada, lo haremos', afirmó.

El presidente del Parlamento vasco, el peneuvista Juan María Atutxa, apostó por 'combinar sensibilidades' en el futuro Gobierno para que resulte 'sólido y estable'. También resaltó la derrota de EH que, a su juicio, debe quedar excluida del diálogo entre los partidos democráticos mientras no cambie de actitud.

Luis María Retolaza, ex consejero de Interior (izquierda), brinda con Xabier Arzalluz y simpatizantes del PNV ayer en una sede social del partido.
Luis María Retolaza, ex consejero de Interior (izquierda), brinda con Xabier Arzalluz y simpatizantes del PNV ayer en una sede social del partido.GORKA LEJARCEGI

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