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El sector teatral observa con pesimismo la crisis desatada en el Teatre Lliure

Boadella pide responsabilidades políticas

La crisis del Teatre Lliure, puesta de manifiesto con la dimisión, el martes, de su director, Josep Montanyès, a los tres meses de su nombramiento, es observada con gran pesimismo por la mayoría de los profesionales del teatro catalán consultados ayer por este diario. Todos deploran la situación de parálisis a que se ha llegado, con la nueva sede casi acabada pero sin acuerdo de financiación de las administraciones para que el Lliure pueda abrirla.

'Me sabe mal la dimisión de Montanyès, pero defendía una causa casi imposible', dijo Albert Boadella. 'La única posibilidad de futuro es que el Lliure sea un teatro absolutamente público, sin tintes privados, que no se le pueden permitir cuando requiere tanto dinero de las administraciones. En el Lliure hablan de independencia, pero la independencia hay que defenderla con tu dinero, no con el dinero público. Yo propuse en su momento que se lleven de forma conjunta el Teatre Nacional y el nuevo Lliure, lo que permitiría ahorrar recursos. Lo inadmisible es que se haya construido un teatro de 5.000 millones de pesetas y se mantenga cerrado. Yo sabía que pasaría algo así, el conflicto era previsible desde hace años. Esta es una historia de un conjunto de errores que vienen de lejos. Creo que hay que pedir responsabilidades políticas'.

El responsable de Cultura de la Diputación de Barcelona, Joan Francesc Marco, afirma: 'El futuro es preocupante, no veo ninguna luz. No soy optimista, será difícil encontrar el dinero necesario. Lamento mucho que Josep Montanyès haya tenido que tomar esta decisión; me parece lamentable que haya tenido que dimitir porque el Gobierno de la Generalitat no haya querido implicarse. Hace mucho tiempo que se sabe que si el Lliure cambiaba de sede todas las instituciones estaban obligadas a un compromiso económico que lo hiciera posible. Cuando nos comprometimos a financiar las obras del Palau de l'Agricultura, sabíamos que esto significaba un incremento del gasto. No se comprende esta decisión de desentenderse del problema como si no fuera con ellos'.

Joan Font, de Comediants, deploró también la dimisión de Montanyès: 'Creo que era inevitable. Considero una inconsciencia por parte de las administraciones el hecho de haber alargado tanto el debate. Esperar a última hora para decir las cosas es una inconsciencia. Pienso que alguna institución debe tomar las riendas, y yo creo que éste es un proyecto del Ayuntamiento, pero nadie ha querido tomar la batuta. El Palau de l'Agricultura no puede permanecer cerrado, pero si no se encuentra el dinero necesario, igual no podrá abrirse hasta dentro de un siglo'.

El director Mario Gas opina que lo ocurrido 'no es una buena noticia para el teatro, y tampoco lo es la incertidumbre de lo que ocurrirá y del modelo que se va a utilizar'. 'Me parece terrible que las administraciones no se hayan puesto de acuerdo. Creo que llegará el momento en que todos debamos sentarnos a hablar sobre cuál es la salida para esta situación. Quisiera pensar que puede ser una buena ocasión para abrir un debate sobre el teatro, pero en vista de lo que ha ocurrido en los últimos años, creo que las cosas no irán por ahí', agrega.

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