Grave crisis de los refugiados en Borneo
'Nos falta de todo, alimentos, agua potable y medicinas', asegura el doctor indonesio Qomaruddin Sukhami, uno de los que tratan de salvar la vida a las decenas de miles de madurenses que se hacinan en el puerto de Sampit, en la isla de Borneo, tras diez días de matanzas indiscriminadas a manos de la etnia dayak, los llamados cortadores de cabezas. 'El campamento es un caos', añade Lenard Milich, del Programa Alimentario Mundial de la ONU. Muchos de los refugiados sufren de diarrea, fiebres tifoideas y otras enfermedades. En las últimas horas, cinco civiles, dos de ellos niños, han muerto por esta causa. Las primeras ayudas comienzan a llegar a través de la Cruz Roja indonesia y de otras organizaciones humanitarias de Australia, Alemania y Singapur.
La policia de Borneo, tras días de pasividad, tiene ya órdenes tajantes de disparar contra las bandas de dayaks. Al menos cinco asaltantes perdieron la vida ayer por disparos de los agentes cuando se disponían a saquear comercios destruidos.
La vicepresidenta del país, Megawati Sukarnoputri, y una delegación parlamentaria visitarán hoy la zona para evaluar la crisis. Son más de 40.000 los madurenses que esperan a ser evacuados a la vecina isla de Java.
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