Carlos G. Reigosa construye una intriga sobre el contrabando de tabaco
El escritor y periodista gallego traduce al castellano su segunda novela
Protagonizadas por dos personajes de serie, Nivardo Castro y Carlos Conde, las novelas de Carlos G. Reigosa nacen de la realidad para construirse luego sobre la ficción. Castro y Conde -protagonistas de cuatro novelas del autor gallego- son dos amigos de la infancia, dos amigos íntimos que se reencuentran cada vez que tienen un caso entre manos. Dos caracteres muy diferentes pero complementarios. 'Nivardo', explica Carlos G. Reigosa, 'es el hombre cuya vida está trazada por el azar. Es un personaje fatalista, pero no pesimista. Es lo que yo llamo un vitalista irónico'. 'Por el contrario', continúa el escritor, 'Carlos Conde es un tipo culto, que tiene claro que lo que le gusta es el periodismo. Él disfruta del placer del periodismo. En Conde, la vida es una elección; en Castro es puro azar'. Carlos G. Reigosa ha unido a estos personajes, de momento, en cuatro novelas: Crimen en Compostela, El misterio del barco perdido, La guerra del tabaco y Narcos.
La guerra del tabaco -tercera de la serie- es la segunda novela de Carlos G. Reigosa que se traduce al castellano. Hace un año se tradujo por primera vez Crimen en Compostela, una novela de hace casi quince años (galardonada con el I Premio Xerais de novela en gallego), que, a pesar de su éxito en Galicia, no había sido traducida al castellano. 'Bueno, era una opción. Yo me resistía. Soy absolutamente bilingüe y pensaba que mantener la novela en gallego era una manera de preservar su lectura en gallego y defender una tradición literaria. Ahora pienso lo contrario y creo que, como hace Manuel Rivas, hay que sacarlo primero en gallego, y luego, seis o tres meses después, traducida al castellano'.
Reigosa asegura que la parte 'real' de sus novelas (en este caso, el contrabandismo de tabaco en Galicia) está perfectamente documentada. 'Todas mis novelas siguen la misma estrategia: parten de una realidad real de la que luego se apartan, o sea, nunca dejo que la realidad me impida hacer una buena novela'.