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El Gobierno de Aragón insiste en hablar con Aznar sobre el trasvase

Iglesias pide compensaciones por 100 años

Víctor Longás, consejero aragonés de Medio Ambiente, se mostró ayer rotundo: "No sólo no hay ninguna línea de diálogo abierta con el Gobierno de España, sino que estamos esperando respuesta a la carta que el día 18 envió el Gobierno de Aragón". En la misiva se pedía una entrevista del presidente aragonés, Marcelino Iglesias, con el presidente Aznar para hablar del Plan Hidrológico Nacional (PHN).Longás ejerció de portavoz del Gobierno autónomo (de coalición del PSOE y el PAR) para negar la información publicada ayer por EL PAÍS sobre contactos del ejecutivo de la comunidad con el Ministerio de Medio Ambiente para negociar dicho plan, cuya principal actuación es el trasvase del Ebro, y al que se opone el Ejecutivo aragonés. El consejero de Medio Ambiente insistió en que "ni directa, ni indirectamente hay contactos".

Longás lamentó que "el Gobierno central hable de diálogo, si es que es él quien lo dice, porque no lo hay". El consejero recordó que el único contacto entre el presidente Iglesias y el ministro Medio Ambiente, Jaume Matas, se produjo el 10 de octubre "con resultados de todos conocidos". El aragonés pidió a Matas que retirase el plan.

Dentro de la coalición del Gobierno de Aragón se subraya que no tendría sentido renunciar a la postura de firmeza que han mantenido hasta ahora y que ha tenido muy buena acogida popular.

A raíz de una encuesta publicada en el diario Heraldo de Aragón, que concedía al PSOE un gran avance en el Parlamento regional a costa de los 10 escaños que perdería el PP si se celebraran ahora elecciones, el presidente Iglesias subrayó el domingo que "eso demuestra que nuestra política de oposición al Plan Hidrológico es la correcta".

Lo único que acepta Iglesias, pese a su firme oposición, es que si finalmente el PP hace valer su mayoría absoluta e impone el plan, exigirá que las contrapartidas se mantengan durante un siglo. "Que nadie piense que aceptaremos un adelanto o un empujón a las obras pendientes a cambio de un trasvase que hipoteca nuestro río y nuestro futuro. Si la mayoría absoluta del PP hace que se apruebe ese trasvase, tendríamos entonces que hablar de una compensación por todo el tiempo en que se hipoteque el Ebro, 50 o 100 años, y siempre teniendo en cuenta lo que perdería nuestra tierra y lo que supondría durante esos años esa pérdida, es decir, con incrementos y revisión anuales".

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